Los sectores público, privado y non profit que coexisten en prestación de la asistencia sanitaria en España han iniciado una lenta deriva hacia la interoperabilidad de difícil vuelta atrás: se está evolucionando del sistema al ecosistema, del concierto a la ¿sinfonía?
Confrontar lo público, lo privado y lo non profit ya no es cool. Ese marco conceptual a tres bandas empieza a aburrir. Lo público no hace pie cuando pide sin éxito legitimación a una sociedad en la que las virtudes cívicas han sido sustituidas por los valores privados. Lo privado no acaba de entender que si no fuerza a las aseguradoras a atender a condiciones pre-existentes en las pólizas, será responsable de las ineficiencias de una atomización del mercado de la atención sanitaria a las clases medias. Y lo non profit, si no se rediseña hacia la excelencia, hará de la ética de los cuidados una commodity para los pobres, condenada a ser financiada a través del mero voluntarismo.

Un ecosistema exige una cierta armonía integradora entre las partes que lo conforman. Del equilibrio global depende el bienestar particular de cada subsector. Es hora de decidir en qué está dispuesta a ceder cada una de las partes para generar corredores asistenciales fluidos por los que circule el paciente. El aseguramiento único de prestación diversa requiere una pedagogía fiscal hoy imposible. La complementariedad hace ya tiempo que es un eufemismo para hablar de vampirismo. Y el hecho vocacional solidario ha salido de la ética social para instalarse en el individualismo líquido de nuestra época.

Antes, la herramienta clave de articulación de intereses diversos en sanidad era el concierto. La multipolaridad social contemporánea (libertad de empresa, justicia social, redistribución de la riqueza) impone una evolución del concierto a la sinfonía. Una partitura que está aún por escribir. Se puede empezar aceptando de partida el contacto sin recelos entre actores que se saben diferentes, portadores de sendas legitimidades de origen, pero abocados ser juzgados por una legitimidad de ejercicio compartida: la de los resultados en salud.


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