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Cambio cultural

El desencanto

Acusaba la izquierda hace poco al consejero de Salud de la Junta de Andalucía (PP-Cs) de actuar como un comercial de la sanidad privada por dejarse fotografiar en un hospital de Quirón en Sevilla. Realmente, si se mira a la sanidad pública, con la Primaria arrasada, las plantillas de los hospitales habiendo llegado a un agotamiento de no retorno y el demencial sistema de bolsas de contratación en plena vigencia, la oportunidad de esa foto era cuestionable. Pero lo que no ha señalado la izquierda en sus críticas de voracidad privatizadora del consejero Aguirre (PP) es que muchos de quienes le pasean ahora por los centros privados eran, hasta ayer, sedicentes paladines del denominado Sistema Sanitario Público de Andalucía (SSPA). Y cobraban por ello.

Es verdad que no ha habido caza de brujas generalizada en el SAS con la llegada del PP. Sí se han organizado algunas monterías de descaste. Ceses ejemplarizantes. Pero poco más. Ha habido más tiros en el pie que disparos certeros.

Muchos de quienes estaban con el PSOE por mor de sintonías y favores, más que por plaza ganada en buena lid, siguen estando ahí. Eso ha evitado algunos trastornos y malestares. Pero ha inoculado el desencanto entre quienes, después de 37 años de PSOE en la Junta de Andalucía, esperaban algo más del denominado Gobierno del Cambio. El rédito electoral que deje todo esto, pronto se verá.

Eso no significa que el SSPA no haya cambiado, aunque en buena medida sigan las mismas personas ocupando puestos estratégicos. Sí, el SAS ha empezado a cambiar. A experimentar un proceso mutagénico que empezó trasladando el foco desde lo comunitario a lo individual y sustituyendo el discurso de los derechos sociales por el asistencialismo. Ante el silencio atronador (por incuria, ignorancia o cansancio) de casi todos.


Photo credit: kevin dooley on VisualHunt.com

Papers, open access y Horizonte 2020

La Comisión Europea ha publicado un informe sobre las publicaciones científicas originadas a raíz de los proyectos Horizonte 2020. Su análisis desvela algunas claves del ecosistema real de producción de la ciencia en Europa. Florin Zubascu ha analizado el asunto y el espigueo de la información revela que son las revistas de acceso abierto las destinatarias de la gran mayoría de los artículos (86%). Sin embargo, a pesar de la obligación contractual de los proyectos con financiación Horizonte 2020 de facilitar el acceso a los resultados en repositorios, sólo el 39% de las bases de datos depositadas están accesibles.

Hablamos de un macroprograma dotado con una financiación pública superior a los 95.000 millones de euros. Paradójicamente, uno de los problemas recurrentes de los investigadores ha sido el pago del coste de publicación de los artículos (2.200 euros de media). No tanto por la cuantía como por lo engorroso del proceso: no todos los grupos de investigación, ni mucho menos, tienen en la vida real a su disposición una tarjeta de crédito (requisito que piden los muros de pago) y la burocracia conduce al tortuoso camino de que la institución correspondiente (por lo general, una universidad), abone esos costes por transferencia bancaria. Y otro detalle más. En ciencias sociales, la preferencia no son las revistas de la especialidad correspondiente, sino que se prefiere publicar las investigaciones como capítulos de libros… Que salen a la luz mucho más tarde que un revista, con el plazo de la subvención más que caducado.

Esto también es la ciencia en Europa.

 


Imagen de Mabel Amber, who will one day en Pixabay

Esperando un tiempo de gracia

Maimónides llegó a Fez en 1158 cabalgando en la tormenta de la persecución almohade, de Córdoba a Almería y, finalmente, a la ciudad marroquí. Aquel Islam de aquel momento del siglo XII poseía una voz potente y violenta, consecuencia de un planteamiento maximalista irreductible: atribuir cualidades a Dios es atentar contra su unicidad y ello exige la aniquilación de todo lo que se salga de ahí. Pensar es el mal. Muchos judíos, cristianos y musulmanes sufrieron muerte, tortura o exilio por ello. Ampliar «Esperando un tiempo de gracia»

El año en que aprendimos a lavarnos las manos

El año en el que aprendimos a lavarnos las manos descubrimos el agotamiento por hipoxia social. Fue un tiempo en el que envidiamos a los anacoretas: a Nietzsche, a san Bruno, a quienes se habían ido a vivir al bosque porque no soportaban el ruido y se habían quedado sordos a la propia voz. También perdimos el habla, silenciados por las tormentas de mierda de las redes sociales profetizadas por Byung Chul Han. Aprendimos a leer y releer en la clandestinidad, a buscar la calma en las charlas de corresponsales sin gritos de emisoras minoritarias, a recuperar a Dickens y a Batman por Navidad sonando de fondo los monjes de Silos y a buscar a Bach en una primavera más que nunca fantasmal. A estudiar ruso para entender mejor la geopolítica de las vacunas, a Pushkin y a los Romanov. Sufrimos el zarpazo de la añoranza de una buena conversación, sin dudas sobre si quien tienes enfrente está sobremedicado de diazepam. Las desapariciones súbitas, como en una dictadura de ogro militar. Los adioses largos, languideciendo en los grupos absurdos de Whatsapp. La prórroga del fin del mundo en mitad de la banalidad. Y, de fondo, como una radiación cósmica primigenia, la gran pregunta de siempre: qué relación tiene la vida con la verdad. Aprendimos qué es la libertad y que su precio siempre es una libra de carne propia que casi nadie se atreve a pagar.


Photo on Visualhunt

Las vacunas de los zares

Que Rusia es una inmensidad muy difícil de comprender desde las democracias liberales europeas no lo cuestiona casi nadie. Que su dualidad abismal histórica en su desarrollo social, cincelada desde los tiempos de Pedro el Grande, ha atravesado los siglos hasta llegar incólume hasta hoy en muchos sentidos, es un hecho. Que el país acepta como fundamento de su convivencia no hacer demasiadas preguntas a cambio de seguridad en el interior y orgullo manifiesto en el exterior, parece darse por sentado. Con esa estructura, con esa reserva de combustible y con ese relato, Rusia afronta su posicionamiento en el mundo actual con prácticas tan antiguas como su herencia bizantina y tan nuevas como la moderna biotecnología. El caso de las vacunas es un ejemplo elocuente. Ampliar «Las vacunas de los zares»

El Dr. Fauci y la política

Dice Anthony Fauci en una reciente entrevista (en la que habla de vacunas, salud pública y pandemias) que ha mantenido su puesto como asesor de científico de la Casa Blanca desde los tiempos de Reagan gracias a que su postura siempre ha sido apolítica. Sin embargo, nada hay tan político como la ciencia. Ampliar «El Dr. Fauci y la política»

La Junta de Andalucía pide y recibe donaciones, quién te ha visto y quién te ve, para el funcionamiento del SAS; el ministro de Sanidad anuncia para el año próximo un Centro de Salud Pública varios lustros después del Ciberesp; en El País, piedra de clave mediática de la Transición, se refieren sin tapujos a Corinna como la examante del rey. El tiempo me está pasando por encima. Me alcanzan las mareas entrópicas de Hyperion. Espero la llegada del Alcaudón.

Covid-19: la resaca social

La pandemia está dejando dejado destrozos que ahora empiezan a hacerse visibles en sociedades antes ufanas de su bienestar, como las tremendas inequidades que hacen dudar de la eficacia de un paraguas de protección social que se antoja ahora como una ensoñación. Pero también la marea ha dejado restos aprovechables: entre ellos, la conciencia amartillada de vivir en un contexto de interdependencia real. Ampliar «Covid-19: la resaca social»

De compras con el SAS

El análisis de datos de adjudicaciones de suministros del Servicio Andaluz de Salud (SAS) parece una vía interesante para entender su política de compras. Asunto importante en el ecosistema de salud de Andalucía de la era post Covid-19. El SAS adjudicó en 2019, según sus propios datos de licitaciones, suministros por 165.217.425,29 euros + IVA, desde medicamentos biológicos a respiradores o apósitos. Veamos cómo se organizan esas compras:

Ampliar «De compras con el SAS»

Procesos de innovación social

La innovación social es un viaje que comienza en la búsqueda personal de la libertad esencial. Ese viaje transcurre avanzando a través del compromiso inteligente con una realidad definida por un horizonte compartido entre semejantes. A lo largo del camino, emergen algunos hallazgos que se van erigiendo en fuentes de sentido: esos hallazgos son la innovación. Ampliar «Procesos de innovación social»

Pandemias y ciencia ficción

«Nos encontramos en el año decimoctavo de lo que algunos llaman el Siglo del Virus. El mundo entero sigue asustado, aunque hay algunas débiles y trémulas señales de una solución política.

Sin embargo, la mayoría de las personas encuestadas hoy no tiene ni idea de qué es un virus. Para la mayoría de nosotros, ‘son pequeños y nos hacen enfermar’ lo resume todo. Continue reading «Pandemias y ciencia ficción»

Renacimiento o Mad Max

Tengo un amigo, reputado sociólogo y ahora involucrado en la alta política, que dice que no aprenderemos mucho de la crisis del coronavirus. Cuando pase la purga y nos repongamos de sus efectos más duros, volveremos a montarnos viajes absurdos a Venecia y a París, a gastar, a comer y a desgarrar el globo terráqueo. Entenderemos todo esto que nos está ocurriendo como una distopía pasajera y nos comportaremos como si aquí no hubiera pasado nada. Eso dice mi amigo, que no es precisamente un aficionado al cuñadismo. Ampliar «Renacimiento o Mad Max»

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