Ramiro Navarro.- Comienza a notarse que por primera vez un país ha hecho una apuesta explícita por la filosofía de la red distribuida en asuntos de gobierno. En 2013 Ecuador planteaba como paradigma de política nacional la búsqueda de un modelo social y económico basado en el conocimiento común y abierto, en el que la producción científica y tecnológica y las necesidades reales de la población estén en sintonía, enmarcado en un Plan Nacional del Buen Vivir.
Con el saludable propósito de hacer frente al capitalismo cognitivo, el Instituto de Altos Estudios Nacionales, el Ministerio Coordinador de Conocimiento y Talento Humano y la Secretaría de Educación Superior, Ciencia y Tecnología impulsaron la creación del proyecto Buen Conocer / Folk Society, una especie de think tank participativo encargado de estudiar, definir e impulsar modelos sostenibles y políticas reales hacia una economía social del conocimiento común y abierto.
Esta red acaba de publicar su primer análisis en forma de libro electrónico en el que sintetiza sus propuestas para esta transición. Especialmente relevante para el ámbito científico resulta el capítulo dedicado a la investigación colaborativa, participativa y abierta que es, en si mismo, un repaso ameno y bien elaborado a la implantación de la cultura open acces en la I+D. También aborda experiencias sobre estrategias de publicaciones científicas, participación, de organización y gestión de la investigación o de desarrollo de infraestructuras colaborativas. Aunque el capitulo aporta multitud de referencias, analiza tres casos de estudio: el Open Source Drug Discovery (OSDD, Descubrimiento de Fármacos de Código Abierto) de la India; los proyectos de ‘ciencia ciudadana’ Public Lab y Citizen Science Alliance; y el proyecto Folding@home de la Universidad de Stanford.
Este libro es un buen ejemplo de cómo la ética hacker está haciendo ya su contribución a la filosofía de la ciencia y a la economía social. Una joya.
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