La foto que ilustra este post resume en gran medida el sentido de lo que hacemos quienes, desde 2010, estamos embarcados en la aventura de los diferentes proyectos que nacen de la marca nodriza de código abierto Salud y Comunidad Rural.

En la foto aparece Petra, una mujer en pie. Petra vive en Villanueva de Alcorón y fue una de las asistentes a la sesión celebrada en el teleclub de su pueblo que abrió las I Jornadas sobre Salud, Género y Comunidad Rural, que se desarrollan en varias localidades de la comarca de Molina de Aragón y Alto Tajo (Guadalajara). En el momento en que se tomó la foto, Petra compartía con sus vecinos y demás participantes en la sesión sus impresiones sobre el servicio de teleasistencia. Nada del otro mundo. O sí. Algunos reality bites de la vida misma que saltan como chispazos cuando se escucha la voz de las personas, comentaba con @juliafarma en directo por Twitter, frente a tanto discurso impostado y repleto de vacuidad.

La autenticidad es una de las características definitorias de estas movidas kamikaze en torno a la participación ciudadana en salud que un grupo de profesionales sanitarios (farmacéuticos rurales a la cabeza), frikis desubicados y algún que otro crupier con alma de seda venimos armando con la complicidad de las personas que viven la cotidianeidad del mundo rural. No hay trampantojos: el personal dice lo que piensa, comparte sus dudas y certezas. Regala su conocimiento: hay conocimiento en la voz de un médico que habla sobre diabetes. Y hay conocimiento en la voz de una usuaria de los servicios de teleasistencia. Si se entiende esto, de ahí a la deliberación entre iguales, hay un paso. Y ése es el pórtico que da paso a la activación de la conciencia crítica, a la semilla de la intervención en la realidad. Al empoderamiento de verdad de una ciudadanía responsable en el ámbito de la salud. A verdaderas prácticas de innovación social. Al magnífico espectáculo de contemplar en un pueblo de Guadalajara a una mujer en pie.