Alfonso Pedrosa. Tengo la suerte de compartir algunas horas durante unas semanas cada curso académico, de unos años a esta parte, con estudiantes de Medicina. Apretaditos y bien avenidos en el molde de una asignatura optativa que se llama Medicina y Sociedad. Ellos me cuentan su vida y yo, la mía. Me siento un privilegiado por poder asistir al espectáculo de ver cómo se despliegan ante mí algunas de las mejores inteligencias de la Universidad y, en la medida en que puedo y soy capaz, intento hacerles pensar más allá del horizonte MIR y el veneno cainita de la competitividad que se les intenta meter en vena.
Todo un lujo. Aprendo mucho de esas personas. Y ahora acaban de darme otra lección.
Cansados de estar cansados de que las cosas no funcionen (al menos, ellos y ellas sienten intensamente que es así), el otro día, supongo que previo calentamiento asambleario, arrasaron Twitter poniendo las peras al cuarto a una forma de enseñar y de aprender con la que no están de acuerdo. No quieren más vacaciones. Solo ser buenos médicos.
Ellos quizá no lo sepan, o no lo llamen así, pero en dos días han armado un auténtico fenómeno de ‘swarming’ social, de acción-enjambre concentrada en unas horas. La gráfica que ilustra este post, de Archivist, lo expresa muy bien: estallido y declive. Eso es grande, muy grande, en estos tiempos de anestesia y miedo. Han conseguido aparecer en el mapa. Falta ahora que decidan qué ruta quieren seguir.
marzo 11, 2012 at 6:36 pm
Para #medicinasevilla. Es importante fomentar la crítica en cualquier ámbito de la vida. Y por supuesto en Medicina. Decir lo que está bien. Y, también, por supuesto lo que está mal. Trabajar (si es que pueden :-() para cambiar las cosas aportando la perspectiva de la juventud y la creatividad como innovación al sistema. Conseguir la mejoría desde el talento y la independencia. Centrarse en los ciudadanos. Son los que saben realmente lo que necesitan. Aprender a vivir en sociedad, y no convertirse en personas ajenas a ellas. Comunicarse con la gente. Aprender a escuchar como forma de aprendizaje. Estudiar. Se puede saber más con un ordenador y una ventana al mundo, que lo que pudiera conocer cualquier erudito de salón con su varita mágica. Ser buena persona. Disfrutar de tu trabajo. Sonreir todos los días, aunque haya días que a uno le apetezca mandarlo todo al cuerno. Porque después siempre pasan cosas que corrigen el pensamiento de las orrnamentas córneas. Un abrazo.
marzo 11, 2012 at 9:02 pm
Un buen consejo, Gilbertman. Gracias. Y gracias a Alfonso Pedrosa por su apoyo con el hashtag. ^^
marzo 12, 2012 at 10:31 am
Juan Antonio, eso que cuenta Gilbertman en su comentario, doy fe de que tiene mucho que ver con su experiencia. Date una vuelta por su blog: verás que es así. Disfrutarás y aprenderás un montón, como yo lo he hecho. Por mi parte, ya me he dado una vuelta por la bitácora que dejas como referencia al identificarte: ¡buena pinta! Respecto a eso que dices de mi apoyo al hastag… gracias. En realidad, yo sólo pasaba por allí y leí la situación desde la perspectiva de quien está profundamente convencido de que intentar hacer lo que hay que hacer no es un sarampión adolescente que se cura con la vida. Más bien, es una manera de vivir. Mucha suerte.