Alfonso Pedrosa.- De la lectura del informe de 2014 del Defensor del Pueblo Andaluz, se desprende, según la estadística de quejas y consultas, que a la ciudadanía le importa un bledo la participación. O es posible, probablemente, que la misma queja sea en sí misma una forma (pobre) de participar y que el concepto de participación ciudadana al uso sea un constructo de salón que no interesa a casi nadie. Creo que el titular de esta institución dependiente del Parlamento sabe todo esto: que hay poca participación ciudadana, que la gente hace cosas que tienen que ver con los estadíos más primitivos de la participación y que los intelectuales del discurso dominante manejan una demoscopia ajena a la vida corriente. Probablemente preso de su propio contexto, el Defensor del Pueblo se atreve a lanzar una velada llamada a la acción, dejando en su informe un recuerdo para la República de Platón. "Es preciso -dice el informe en su página 47- que por fin se conciba la participación de la ciudadanía como un elemento indisoluble de la democracia y de la gestión de lo público, y como un refuerzo eficaz en la lucha contra los desmanes de aquellos a los que Platón, en su II libro sobre La República, identificaba como ‘personas injustas’".
A eso se le llama virtud republicana y su fundamento es la educación. Dadle a la gente herramientas para saber interpretar la realidad desde la libertad y habrá participación ciudadana efectiva. También en Andalucía, por qué no.
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