Alfonso Pedrosa.  Leía hace poco estas reflexiones de Michael Scott Moore en la web de Miller-McCune en torno  a la reforma sanitaria de Obama y sus parecidos y diferencias con los sistemas de aseguramiento en la Unión Europea, "ese jardín de la sobrerregulación". Los escenarios que más juego daban a posibles comparaciones eran Suiza, Alemania y Holanda, "los sistemas más libres de Europa" o algo así, decía Scott Moore. Aportaciones económicas de la gente con elección de aseguramiento en función de renta y no de riesgos, apoyo a la financiación de los prestadores privados en función de los riesgos de sus asegurados, supervisión de los aseguradores… Mercado y Estado.  Casi comunismo, desde la óptica de EEUU. Pero, desde la cultura tradicional defensora del modelo SNS, casi una orgía capitalista. ¿Vamos a eso?.  Esto es, ¿el mundo va a ser un lugar diferente después de la crisis pero el SNS no va a cambiar? Veo cosas que me dan un poco de yuyu, como lo que se propone desde Barcelona y su justificación, y lo que se propone en Madrid, en un discurso que no percibe la necesidad de dotarse de justificación alguna. Esas tensiones van a provocar que se encienda más de una luz roja. Es posible que para algunos la transición a un modelo alemán aparezca como única alternativa realista al recorte de prestaciones. Pero, ¿está la Seguridad Social, vale decir, las cotizaciones de los currantes, con músculo suficiente para un sistema de ese perfil? ¿Es viable una financiación vía PGE, de cobertura universal, en un campo de juego de esa complejidad? No lo sé. Pero lo que sí sé es que hace falta echarle sensatez a esto si no se quiere perder una conquista social del calado del actual sistema público de salud. El debate político de altura tiene que abrirse. Ya.