Fotografía: Galería Flickr de Andres Rueda. Algunos derechos reservados.

Redacción Synaptica. Nos reafirmamos. O napalm o lugar de peregrinación. Uno de esos dos destinos aguarda a la botica de @fjavierguerrero, el tipo de la gorra que de vez en cuando escribe por aquí y, entre muchos de sus proyectos perpetrados, presidente de @Sefarorg. La última diablura ha sido proponer, en público, en abierto, de manera razonada y en un foro compartido por algunos de los más eximios representantes de la profesión farmacéutica española algo que él denomina el céntimo solidario.

La propuesta consiste en que de cada receta de cada oficina de farmacia se detraiga un céntimo de euro  (en realidad, menos) para apoyar a las boticas de baja o más bien nula rentabilidad, básicamente las ubicadas en municipios de menos de 500 habitantes.

Se trata, ni más ni menos, de dejar de marear la perdiz en un aspecto muy concreto de un asunto que ya cansa: el debate sobre la viabilidad del modelo español de farmacia. Y, sobre todo, es una de las penúltimas oportunidades que van quedando para que, a través de un mecanismo de refinanciación interna, (vale decir, redistribución de las rentas generadas no sólo por la facturación de las boticas pudientes sino por las ventajas de que disfrutan en un mercado protegido) las oficinas de farmacia salven los muebles en términos de legitimidad social.