María del Mar de las Heras.- La Asamblea Mundial de la Salud se ha propuesto acabar con la resistencia antimicrobiana, con especial hincapié en la que afecta a los antibióticos. La capacidad de las bacterias para mutarse y hacerse más fuertes y el abuso del consumo de fármacos sin prescripción médica dibuja un panorama muy complicado para los próximos años. Por este motivo, los delegados de este organismo han acordado un plan de acción global y se han comprometido a poner más esfuerzos para tratar las enfermedades infeccionas e incorporar todos los avances médicos en este ámbito.

Este acuerdo presenta cinco objetivos: la mejora del conocimiento de la resistencia antimicrobiana, el apoyo a la investigación, la reducción de la incidencia de infecciones, la optimización de las medicinas antimicrobianas y el aumento de la inversión para asegurar una respuesta al problema. Apartir de estos puntos comunes, la Organización Mundial de la Salud (OMS) propone aplicar el plan según la realidad de cada país y pide la colaboración económica de cada Estado miembro para movilizar recursos económicos en este sentido. La Asamblea Mundial de la Salud será la encargada de analizar los progresos de cada nación en la reunión prevista en mayo de 2017.

La decisión de poner freno a la resistencia antimicrobiana ha estado motivada por un estudio presentado por la OMS días antes del comienzo de la Asamblea de este año. El informe estima que las infecciones que ya se consideraban curables pueden volver a ser mortales debido a la resistencia de las bacterias frente a los fármacos actuales. Este organismo alerta de la aproximación a "una era postantibióticos" en la que las enfermedades comunes se conviertan en nuestro peor enemigo.