Alfonso Pedrosa. Me pide el profesor March, aka @joancmarch, que le eche un vistazo al lipdub del II Congreso de la Escuela de Pacientes, celebrado en Granada a mediados de marzo. Lo tienen ahí abajo. Me gusta el punto gamberro que suelen tener esas acciones; si tienen lugar en un ámbito sanitario, suelen transmitir una especial energía empática, quizá resultante de la liberación explosiva de alegría en un contenedor a presión asociado a la angustia de la incertidumbre y al sufrimiento. Aitor Guitarte se entretuvo un tiempo en recopilar ejemplos en Somos Medicina: algo de eso hay. La cuestión es que el lipdub de la Escuela de Pacientes me ha gustado por una razón en especial: ahí sale gente. Gente normal, de la calle, participante en el congreso, que inunda los pasillos de una institución de investigación y formación en salud dependiente de la Administración sanitaria andaluza. Gente dentro de una institución pública; no haciendo cola para sellar un papel o para que les den cita. Están bailando, cantando, riendo. De momento, les gusta. Llegará un día en que descubran que no están allí como invitados, sino como propietarios de la institución. Entonces bailarán, sí, y además tomarán decisiones sobre esa misma institución. Porque es suya, que eso significa básicamente que sea pública. Ojalá pueda ver algún día ese lipdub.
Alfonso Pedrosa
Hago bricolaje con la información. Cuando me desnorto, vuelvo a la ética hacker. Me cae bien Hellboy porque se lima los cuernos para no llamar la atención. Me interesan la política sanitaria y la participación ciudadana en el funcionamiento de los sistemas de salud.
One thought on “Inside”
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abril 28, 2013 at 10:43 pm
Sin necesidad de respuesta, ya la recibí.
http://www.doctorcasado.es/2013/04/hacen-falta-escuelas-de-pacientes.html
Está claro que ante cualquier estamento dependiente de la Consejería hay que respetarlo, pero lo que no está claro es que por que sea consejeril haya que aplaudirlo en tooooodos sus aspectos.
Las grandes empresas tienen el servicio de atención al cliente para aprender de las quejas. Las grandes instituciones prefieren a los monos con platillos de las tiendas de juguetes antiguos a cualquier comentario.
Por cierto, y ya que aún no se ha publicado: no olvidemos el comportamiento de los que acudieron al I Congreso a la hora del desayuno. Habiendo como había personas con una gran discapacidad, en sillas de ruedas, les dejaron los últimos a la hora de tomarse el cafelito, la pastita o galleta. Como si no hubieran comido en su vida, allí se pavoneaban pacientes, profesionales y santamariatolmudo. Por ayudarles me robaron el descafeinadín que me serví, y… mejor me callo, que todavía quiero vivir tras los siguientes ingresos.
Beatriz González.