Las reflexiones del documento en torno a la gestión económica y a la viabilidad del Nuevo Modelo son coherentes con los capítulos dedicados al planteamiento del esquema general y a la presencia de las decisiones políticas en este contexto. "Esa forma de actuar [la que habría puesto al sistema al borde de la quiebra] es el reflejo de una postura paternalista de las autoridades sanitarias y de los órganos de representación del ciudadano. Los impuestos son percibidos como propiedad del Estado o de la Comunidad Auutónoma o del Ayuntamiento, quienes, en tanto que amos absolutos de los recursos, los administran de acuerdo con sus intereses personales". Muy Tocqueville, sí señor. Dan ganas de apuntarse al Tea Party. O de denunciar estas cosas en un juzgado. Que, digo yo, ya puestos, que por qué no lo hace alguno de los autores del informe, porque hay cierto tufillo a prevaricación y a apropiación indebida en esas conductas tan denostadas…
La Entidad Pública Aseguradora (EPA) sería el núcleo caliente de la concurrencia de empresas privadas y organismos públicos para hacerse con el aseguramiento básico de la población. Sin veleidades regionales, que desaconseja vivamente el documento de la Fundación Bamberg. Aunque, por otro lado, sí que permite a los servicios regionales de salud contratar "seguros complementarios" con las aseguradoras para su población, "en el marco de sus preferencias políticas y presupuestarias".
"Los ciudadanos son los que deciden a qué aseguradora quieren pertenecer de las concertadas con el Estado. Por ello el Estado pagará a cada aseguradora la prima correspondiente a la suma de ciudadanos que la han elegido", dice el documento. Y claro, cada una de esas empresas atenderá con el mismo mimo, sin duda, a un habitante de las chabolas de debajo del puente que al vecino de una exclusiva urbanización. Por supuesto.
Y un toque más. Dado que el Estado es el inductor de los monopolios, ologopolios, monopsonios y otros males de la economía, hay que evitar cualquier tentación sovietizante: "Son de dominio público las ineficiencias de la planificación de la producción de la economía y de las empresas estatales en su actividad económica (…). Deficiencias de las empresas públicas que en países de economía de mercado han tenido que suplirse con subvenciones públicas más o menos encubiertas o la creación de situaciones de privilegio de estas empresas públicas en los mercados". O sea, que no sólo no puede uno mosquearse con, pongamos, la facturación a terceros de la Empresa Pública de Emergencias Sanitarias de Andalucía, sino que además hay que aplaudir que el viejito de la Axarquía se quede sin helicóptero medicalizado porque lo tiene pillado en alquiler un jeque petrolero en una mansión de la Costa del Sol.
Cierto. Determinados abusos han erosionado más los fundamentos del SNS que cualquier furibundo ataque neocon.
A lo que vamos: "Los hospitales públicos serán autogestionados [ah, Durruti… qué paradojas tiene la Historia], con presupuesto propio y cuenta de resultados, al igual que los consorcios catalanes [ahí, ahí cantó la gallina]. Los hospitales públicos y los privados concertarán con las compañías aseguradoras la provisión de las prestaciones aseguradas".
Pues nada, a competir. Se supone en el documento que el aire libre de la sana competencia tutelada por la EPA eliminará sesgos indeseables de selección de riesgos (los pacientes pobres, viejos y más chungos, a la pública) y que los centros públicos funcionarán mejor, una vez que se pongan las pilas y sean capaces de resolver ciertos arcanos de, por ejemplo, una política de personal tendente a conjugar el chollo de la plaza funcionarial de por vida con la variabilidad en las retribuciones. Pero con dinero de verdad, no con cupones-descuento de objetivos que se cumplen sólo por fichar y billetes del Monopoly que van de mano en presupuestos ficticios.
mayo 6, 2011 at 8:52 am
Efectivamente. Tu fina ironía destaca el peligro de la injusticia social en aras de los beneficios que busca la privada (algo lícito, por otra parte eso de buscar beneficios cuando arriesgas tu dinero).
Cuando yo estaba en la EPES, el helicóptero al servicio exclusivo del jeque en la Costa del Sol, era otro distinto al del servicio habitual, no sé ahora.
mayo 6, 2011 at 2:10 pm
Claro, Iñaki. Tirar con pólvora del rey es un espectáculo al que estábamos acostumbrados en los buenos tiempos. ¿Qué pasa cuando ya no queda pólvora? Pues eso. Por supuesto que quien se juega su patrimonio en una apuesta empresarial tiene mucho mérito: hay empresarios que son los héroes contemporáneos. Lo que ya no está tan bien es seguir explotando la lógica enloquecida de expectativas de retornos presionadas por la insaciabilidad de los entornos de inversión más agresivos de eso que se llama economía financiera. Creo que todo proyecto de lucro que cumpla unos mínimos legales y se base en la economía real debe tener cancha. Sin duda. Pero esos otros más nebulosos y volátiles, esos que deciden contratos estratosféricos con cláusula incluida de fichaje futuro del interlocutor de la Administración para cuando deje la política, esos, te digo, me generan más desconfianza. Empresas, sí. Especulación, no.
mayo 7, 2011 at 12:07 pm
Creo que efectivamente con la crisis económica hay que «reajustar» los gastos en salud.
Sinceramente, pienso que la solución no está por utilizar vías mas o menos privadas.
Con conciertos aseguradores con empresas ¿sanitarias? que ponen dinero.
No están en los co-pagos.
No.
Está, desde mi punto de vista, en la mejora de la Primaria.
Soy Médico de Atención Primaria.
Y por eso puedo decir, que si los recursos se aprovecharan mejor, administrando los recursos donde está el 90 % de las patologías, evitaríamos un gasto económico secundario.
¿Alguien ha cuantificado ese gasto?
¿El gasto por la sobrecarga?
¿El gasto por no poner ni un duro, en la primaria?
La tecnificación sin sentido ha roto los huevos de oro.
Las TICs en Atención Primaria, hoy por hoy, solucionarían un montón de problemas médicos, sin necesidad de valoración hospitalaria, disminuyendo el gasto.
Gerentes de sanidad 2.0 están de acuerdo con mi apreciación.
Quieren cambiar el sistema porque no vale.
No es verdad, si vale.
Lo que se equivocaron, es dónde pusieron nuestro dinero.
Porque les interesaban ponerlo ahí por temas exclusivamente electoralistas.
Políticos, retornen a la Primaria de verdad.
Verán como le cuadran las cuentas.
Un abrazo.
mayo 8, 2011 at 1:31 pm
Dr. Gilbertman, coincido contigo: el sistema sí que vale, pero hay que tener muy claro dónde y por qué se pone el dinero. Cuando he preguntado alguna vez en algunos ambientes de decisión política el motivo de la macroinversión en alta tecnología, se me ha respondido que es un mecanismo de defensa del sistema ante la presión del mercado asistencial. Y cuando he preguntado por el valor que encierra la inversión en entornos menos brillantes, más aislados, la AP de fuera de los grandes núcleos urbanos, la respuesta ha ido por el lado de la fijación de la población. Creo que está más que de mostrado (la semana pasada leí una revisión sobre eso, a ver si me acuerdo y te la paso, aunque seguro que la conoces) que invertir en Primaria es una de las decisiones más costoeficientes que se pueden adoptar. Y que, en tiempos de crisis, la apuesta por las TIC puede ser una gran ayuda para aguantar los mimbres de las organizaciones asistenciales y, sobre todo, incorporar esas lecciones ya para siempre a las maneras de gestionar el sistema. Tú aportas una clave interesante para entender las referencias de los decisores: la agenda política obliga a la visibilidad y la alta tecnología es mucho más visible que reforzar la base del sistema. Hay que dejar de veros a los médicos de Primaria mucho más allá de la función de gatekeepers, de guardas del perímetro exterior de la organización. Y creo que eso puede ser posible si la Primaria demuestra (tú lo haces en tu blog, aunque quizá no lo pretendas) que buena parte de la legitimidad social del sistema se asienta sobre las redes cotidianas que tejéis en vuestras consultas con la gente. Con la gente que vota y que debe saber que debe posicionarse en este debate. Muchas gracias por tu aportación. Un abrazo.