Los disturbios de los chalecos amarillos en Francia son un aviso para la sostenibilidad de las prestaciones públicas en España. Porque el fondo de la cuestión no es la ausencia de abundancia, sino su reparto. Decir, como básicamente están explicando los medios generalistas españoles, que estas revueltas son la expresión de un cabreo por la subida del precio de los carburantes es una simplificación excesiva. Y se ignora el riesgo de que es posible que el fenómeno llegue al Estado de las Autonomías español, en nuestro caso aventado por la erosión de los servicios públicos de protección social. Ampliar «El aviso de los chalecos amarillos»
La vida, que a veces es la puta vida, impone una medida universal e inimpugnable del compromiso de cada cual con un determinado proyecto: la libra de carne que Shylock quería cobrarse, loncheando el pecho de Antonio, como pago de una deuda pendiente. Ampliar «La libra de carne»
En democracia es mejor apostar por un sistema inteligente que por un liderazgo individual. Lo dice Innerarity aludiendo al diseño de sistemas de Luhman y parece haber verdad en ello. Pero la situación actual del Ministerio de Sanidad de España, aun siendo reflejo del contexto sincopado en el que se desenvuelven las instituciones, indica que, además de un sistema inteligente, hacen falta personas que atiendan a su funcionamiento. Ampliar «Alguien al mando en Sanidad»
Dice Elvira Roca Barea en su enorme Imperiofobia que aceptar la derrota es merecerla. Esta historiadora malagueña se refiere en esa idea al empeño español en adoptar acríticamente relatos explicativos de la propia Historia fabricados fuera del país (y casi siempre a costa del mismo), dándolos por buenos sin más motivo que el pedigrí de lo extranjero-superior y una suerte de sentido de la culpa construido como espita de la ansiedad que provoca la realidad inexplicada, la ausencia de sentido, en este caso debida al hurto de las herramientas intelectuales necesarias para el diseño de una brújula cultural coherente. He disfrutado mucho leyendo a Elvira, a quien oí decir el otro día en una conferencia que uno de los motivos por los que los españoles son gente presentable es su sistema público de salud, el mejor de la Europa Occidental. Pienso que la sanidad pública española está en la misma tesitura que los españoles a la hora de afrontar la Historia de su propio país y sus consecuencias: aceptar la derrota es merecerla. Ampliar «Aceptar la derrota es merecerla»
¿Qué hace falta para que los pacientes, como colectivo, se echen a la calle ante alguna situación que les resulte lesiva? ¿Son capaces los pacientes de protagonizar por sí mismos una verdadera movilización social? Ampliar «Lazos débiles, pacientes y movilización social»
Nuestro impagable presidente Donald Trump acaba de hacer un descubrimiento importante: gestionar la cosa sanitaria no es fácil. “Nadie sabía que podría ser tan complicado”, ha afirmado con rotundidad ante un puñado de gobernadores en la Casa Blanca.
Eso de arreglar la sanidad en dos patadas es lo mismo que aprender economía en dos tardes, que ponerle objetivos de contrato programa a Atención Primaria en función de la bibliografía disponible o que atribuir a las organizaciones del sector sanitario una vocación participativa irrenunciable asignando taumatúrgicamente al paciente un papel central en el sistema sin perder en el proceso una micra de poder. Ampliar «La gestión sanitaria no es para dummies»
Las asociaciones de pacientes se han hecho mayores. El tiempo ha pasado y hoy puede decirse que han acumulado experiencia (y, en contados casos, patrimonio) y que, gracias a ella, si no hay cataclismos, su vida institucional sigue adelante, en una cierta inercia de estabilidad. Sin embargo, el desafío demográfico y cultural del relevo generacional de sus asociados y miembros de juntas directivas ya está aquí. Eso aboca a las asociaciones a afrontar un proceso de cambios para el que no hay manual de instrucciones. Ampliar «El relevo generacional en las asociaciones de pacientes»
Queridos niños:
Antes de la crisis, garantizar la igualdad de acceso a la asistencia sanitaria era una preocupación para la mayoría de los sistemas sanitarios europeos. Una muestra de ello eran los constantes llamamientos a la racionalización de los costes y a una mayor eficiencia de la asistencia sanitaria. Antes de la crisis. Antes de la austeridad. Para ilustrar todo esto, comparto con vosotros una transcripción libre del capítulo relativo a política sanitaria de un informe de diciembre de 2016 del Observatorio Social Europeo (europeo, no afgano ni centroafricano) sobre las violaciones de derechos humanos como daño colateral de la crisis en Eurozona. Por si os visita el fantasma de las navidades pasadas. Ampliar «Sistemas sanitarios europeos, un cuento de Navidad»
Los niños de la crisis: esta frase es un hallazgo acertado y triste de Soledad Márquez, presidenta del Comité Científico del XXXIV Congreso de la Sociedad Española de Epidemiología. Márquez ha soltado esta perla en la rueda de prensa de presentación de esta cita científico profesional en Sevilla, acompañada por Juan Ramón Lacalle e Ildefonso Hernández, para hablar de las repercusiones sobre la salud del horror económico (Viviane Forrester) sufrido especialmente por las personas más vulnerables. Si años atrás se aludía a las privaciones de la generación de la postguerra española para explicar el déficit de calcio de buena parte de la población femenina a partir de cierta edad, es muy probable que, en cuanto empiecen a consolidarse los datos y a establecerse relatos coherentes en torno a ellos, quede fijado en el imaginario social el coste en salud de los quebrantos económicos padecidos por una franja depauperada de la población cada vez más numerosa. Ampliar «Los niños de la crisis»
CÁNCER Y BIG DATA
El Gobierno de EEUU considera la investigación en Big Data una pieza fundamental en la estrategia contra el cáncer que lidera el vicepresidente Biden.
https://www.technologyreview.com/s/601784/the-rocket-fuel-for-bidens-cancer-moonshot-big-data/