En Synaptica nos gustan las metáforas. Hemos organizado conspiraciones en el Chatsubo, hemos diseminado la especia con ayuda de los fremen, hemos regresado a Trantor buscando las huellas de nuestra primigenia Fundación, incluso hemos pisado en sueños las arenas de Marte tras la viriditas y la iluminación. Palabras que nos han servido para nombrar experiencias nuevas.
Algunas de esas experiencias, porque están vivas, han ido generando sus propias dinámicas de resiliencia, hasta transformarse en procesos que no se pueden controlar, ante la mirada sonriente de quienes hemos estado implicados en ellos. Ahora, el proceso iniciado en 2010 en torno al proyecto Salud y Comunidad Rural ha llegado a un momento de crecimiento en el que sus metáforas básicas ya le vienen pequeñas. Ha llegado a su mayoría de edad. Es hora de decidir entre todos qué hacer ante los horizontes posibles, hacia dónde enfilar los pasos.
Para celebrar esa verdadera deliberación entre iguales que se ha ido tejiendo con tiempo, paciencia y buenas compañías (Pat Garrett dixit), nos hemos convocado a una fiesta este sábado, en el Aula de Cultura de El Madroño, en la que compartiremos ideas y botellines. Aprovechando la ocasión, nos hemos hecho el regalo de traernos al pueblo más pequeño de la provincia de Sevilla la exposición SmartCitizens, para recordarnos que la participación ciudadana no necesita tutelas de nadie y que la comunidad es el motor de la verdadera innovación social. Y haremos un repaso a lo hecho y a lo por hacer. Con idea de, dos semanas después, si así lo decidimos, arremangarnos de nuevo y empezar a trabajar en una nueva versión evolutiva (siempre en beta y de código abierto) de Salud y Comunidad Rural desde la que arponear al futuro: no son tiempos de pesca de arrastre, vamos a ir a por esa ballena y la vamos a cazar.
Quien quiera aparecer por la fiesta, a eso del final de la mañana, será bienvenido. Le cobraremos la entrada más cara del mundo: la del compromiso con aquello en lo que crea cada cual.
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