Redacción Synaptica. El mercado farmacéutico español es de los más importantes de la UE. Dentro de España, Andalucía es la comunidad autónoma que más se ha singularizado en materia de política farmacéutica. La bandera de la prescripción por principio activo, que alcanza ya en el SAS cotas del 70% de las recetas, ha erosionado seriamente las expectativas de beneficio de las compañías propietarias de medicamentos bajo patente exclusiva. Y ese modelo se está poniendo de moda en otras comunidades autónomas. No es baladí, pues, que Sevilla haya sido la ciudad elegida en el recién clausurado annual meeting de París para celebrar, entre el 13 y el 15 de mayo de 2009, la asamblea anual de la EFPIA. Andalucía, a pesar de contundentes mensajes conciliadores de la denominada industria innovadora (escenificados fundamentalmente mediante la presencia de Pfizer y MSD como agentes financiadores en proyectos estratégicos de la Junta), sigue siendo territorio comanche para los grandes laboratorios. Es muy posible que los fontaneros de las consejerías de Salud, Innovación y Presidencia de la Junta, de un lado, y los de Farmaindustria, por otro, estén preparando ya el terreno para una entrevista entre los máximos representantes de la industria europea y el presidente Chaves y, si es posible, la firma de un tratado de paz en el que la Administración andaluza debe estar interesada, dado el próximo fin del maná de las ayudas europeas y la necesidad de transformar Andalucía en un lugar amigable para invertir.
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