Redacción Synaptica. Pues va a ser verdad eso de que hablando se entiende la gente. Introducir la moderna cultura de la planificación familiar en el mundo rural afgano, así, de entrada, parece algo inconcebible, dadas las durísimas circunstancias por las que atraviesa desde hace décadas el país, hoy república islámica, y la situación de las mujeres en ese contexto. Pero se ha hecho; se está haciendo. La organización estadounidense sin ánimo de lucro Management Sciences for Health, el Ministerio de Salud Pública afgano y voluntarios locales han puesto en marcha un proyecto de acceso a los anticonceptivos en áreas rurales de las provincias de Ghazni, Herat y Kabul.
Tras un proceso informativo y educacional en el que se han visto involucradas más de 3.700 familias de diversas etnias (hazara, tajik, pashtun) y sensibilidades religiosas (shiíes y sunníes), el proyecto ha conseguido en ocho meses incrementar en varias decenas de puntos porcentuales el uso de anticonceptivos en un país con una de las tasas de mortalidad materna más elevadas de mundo.
En los resultados del proyecto ha sido clave el contacto con los líderes religiosos de las comunidades: los 37 mullah de las áreas implicadas aceptaron la idea de espaciar los nacimientos usando modernos métodos contraceptivos. En ese proceso tuvo especial relevancia el diálogo en torno a la referencia que hace el Corán al paréntesis de dos años entre nacimiento y nacimiento como periodo de lactancia materna, argumento que incluso fue utilizado en algunas ocasiones en la oración de los viernes.
La historia completa, en este boletín de la OMS.
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