Leoncillo Sabino, galería Flickr.
Redacción Synaptica. Estas cosas no salen en los informativos de la tele, aunque abran con asuntos como el seguimiento del debate en torno a la reforma sanitaria de Obama, aún pendiente de su particular deus ex machina final. Básicamente, por cuestiones de tiempo y audiencia. Para profundizar y no tocar de oído en estos temas están informes como los de la Commonwealth Fund. El más reciente sobre este asunto es el encargado por esta organización non profit al profesor Timothy Stoltzfus Jost, de la Washington and Lee University School of Law, experto en derecho sanitario.
El profesor Jost desvela algo que cualquier marrajo con mínimo conocimiento del mundo de la política sabe de sobra, pero que suele ser ignorando en general: bajo las leyes, hay negociación, trueque, cambalache, transacción. Es lo que anuda el revés del bonito tapiz. Y de su análisis se desprenden dos hechos incuestionables que por Euroland pueden parecer simplemente extraterrestres. Uno: la Constitución de EEUU es garante de las amplias prerrogativas de los estados de la Unión; ergo, lo que se apruebe, va a experimentar muy probablemente una notable revisión en su aplicación local. Dos: frikadas socialdemócratas, las precisas; esto es, como mucho, la reforma va a introducir elementos de organización del mercado, no su control reglamentista, por lo que la Divina Providencia del In God we trust va a seguir teniéndose que aplicar a fondo con quienes, según la interpretación tradicional de cierto discurso fundacional de la nación, merecen estar como están. O sea, los pobres.
El informe completo, que comenta las posibilidades del nuevo escenario en cuanto a reajustes en la selección de clientes y en la dinámica empresarial del sector y a las implicaciones administrativas y jurídicas, contiene una interesante tabla que resume las posiciones, a 31 de diciembre de 2009, de la Casa Blanca y el Senado.
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