Alfonso Pedrosa. Últimamente estoy escuchando muchas historias relacionadas con esa subespecie mutante emergida del cataclismo que engloba a las personas empujadas a emprender. Entre ellas hay quienes jamás en la vida se les había pasado por la cabeza montar una empresa y quienes siempre tuvieron la inquietud de hacer cosas más allá de los moldes previsibles en los que les encajó una determinada rutina profesional. En cualquier caso, se han tenido que meter en la fregatura por mor del hundimiento del sistema.
En esas historias he visto a veces buenas ideas que se merecen la mejor de las suertes y también pánico, cuentos de terror. Pero ninguna de las personas que las protagonizan tienen la culpa de vivir en un país inhabitable. De ahí que la falacia que esconde el discurso políticamente correcto del emprendimiento (alfombra roja, ¿de qué?) sea sencillamente obscena: no hay una sola medida gubernamental en este contexto que no busque recaudar más. Lo de mejorar la vida de la gente, ni está ni se le espera.
Hace poco, un grupo de personas jóvenes de diferentes lugares de Europa que han ido montando sus empresas como han podido fue convocado en Bruselas a dar su opinión en un encuentro institucional. También había representación del sector salud, como es el caso de la griega Eleftheria Zorou y su Doctoranytime, una web para poner en contacto a médicos con pacientes. Todo quisque pedía lo mismo: salsa americana. La libertad para equivocarse y la facilidad para levantarse después.
Hay gente que está dispuesta a eso, a sacudirse el miedo al fracaso que se lleva en la masa de la sangre en determinados contextos culturales de Europa. Gente que está dispuesta a fallar. Y a hacerlo rápido, barato y en pequeña escala a ser posible. No les importan los mirones que nunca harán nada. Pero sí piden campo libre para maniobrar. Por ejemplo, una Administración pública que no juege al sobreprecio en sus políticas de contratación y deje a la gente organizarse como le dé la gana. Eso también es cambio cultural. Y ya no es una posibilidad de futuro: es el presente.
octubre 9, 2014 at 6:59 pm
hola soy thesalia busco caballero de 55 años en adelante soy colombiana hojalas extranjero gracias
octubre 9, 2014 at 7:03 pm
la persona q dese comunicarse con migo .para platicar o para lo q sea yo estare hay para eschucharlo,o es cucharla a las oras q sean lesdeseo fortaleza,amor pir los demas,y sobre todo A MOR Y BUSCAR DE DIOS mucho y soy una dama sola tan solo tengo DIOS con migo los quiero a todos y atodas todos somos una sola familia
octubre 13, 2014 at 10:13 pm
Hola. Soy Bea. No busco caballeros. Tampoco damas. Ni príncipes, ni reinas. Busco gente de la calle que como yo quieran crear futuro en esto de la salud, pero desde la honestidad.
Las asociaciones tal vez ya no sirvan. Hay que romperles el molde. Hay que recordarlas cuáles fueron los motivos que las llevaron a crearse, porque hoy miente hasta el tato, y hay tatos príncipes, y yernos de reyes, pero sobre todo los hay choricillos de baja ralea que ante una presidencia de una entidad privada como es ésta, la asociación, caen en las peores intenciones como personaje de El Bosco.
La persona que quiera comunicarse conmigo ha de tener paciencia, porque a estas alturas mando al carajo a cualquiera. Hablo hasta por los codos, pero también escucho. Y es lo peor. Porque en cada escuchada acabo enterándome de las intenciones últimas y miserables de las cuatro listas que ahora se me arriman para sacar a alguna entidad presupuestillos de tres perras al cuarto con los que mantener una modista en otra ciudad para que le hagan un traje en una boda igual de cutre que sus intenciones, esas que esconde tras la palabra salud, o diabetes.
No soy ninguna dama, pero sí estoy sola en este proyecto. Aunque no tan sola. Hay personas como tú, Alfonso, que todavía creen en que es necesaria esta ruptura con lo convencional a hachazos.
Si alguien se anima a emprender, tengo ideas, pero ni un duro. Lo bueno es que sabemos quiénes lo tienen, y hasta donde nos necesitan.
La oferta seguirá en pie hasta que me queden trozos suficientes como para proseguir.
Aviso: les puedo desear fortaleza, pero amor por los demás depende sólo de cada cual. Así que eso no les deseo.
Fdo.: Bea, la de trasplantados de páncreas.
octubre 14, 2014 at 8:57 pm
Hola, Bea. Como tú, tampoco busco aquí caballeros. Ni damas. Aunque no me molesta que la gente que se pasa por aquí lo haga. Desde luego, nosotros, a lo nuestro: a seguir con esas batallas sin medalla con lo que podamos. Gracias por clarificar el ambiente. Un abrazo.
marzo 15, 2015 at 1:35 pm
jajajaaaaaaaaaa… Más ideas para ver cómo los gobiernos asfixian al currante y fríen a impuestos a quienes se afanan por ganarse el sustento con pequeñas empresas. Y una M como una casa