María del Mar de las Heras.- El caso de un niño de seis años con difteria en Olot (Girona) ha provocado una ola de críticas por parte de los profesionales médicos tras conocer que los padres se habían negado a vacunar a su hijo. El menor, que permanece en estado grave en el hospital Vall d’Hebron de Barcelona, es el primer contagio de esta enfermedad grave que se detecta en España en los últimos 30 años, tal y como ha informado el Ministerio de Sanidad.
La difteria cuenta con altas tasas de vacunación en España (entre el 90 y el 95%), pero en los últimos años los pediatras han sido testigos de una creciente tendencia por parte de los padres de no vacunar a sus hijos por temor a los efectos secundarios de la inyección y a las escasas probabilidades de que los menores se contagien en nuestro país. El pediatra Joan Pericas Bosch publicó, sin embargo, un artículo sobre la difteria en mayo del 2010 en el que alertaba de la posible reaparición de esta enfermedad: "Se han detectado casos en Europa provenientes de los países de la antigua Unión Soviética donde, por las circunstancias sociales y económicas de los últimos años, ha descendido la cobertura vacunal para esta y otras infecciones". Por este motivo, la Asociación Española de Vacunología aconseja a los padres cumplir con el calendario vacunal y evitar así el riesgo de contagio en los menores y en las personas que le rodean.
La difteria, una enfermedad desconocida en España
La difteria es una enfermedad causada por la bacteria Corynebacterium diphteriae que habita en la boca, nariz y garganta de las personas infectadas y que se contagia por vía respiratoria, mediante la tos y los estornudos. Los síntomas son similares a los de la gripe: dolor de garganta, fiebre y malestar general. Si no se trata en la primera fase, la bacteria fabrica una potente toxina que se extiende por el organismo causando problemas cardíacos y parálisis. Uno de cada 10 enfermos de difteria fallece por una de estas complicaciones. La mejor forma de evitar su contagio es la vacuna que, a pesar de que no protege contra la infección, sí lo hace contra los efectos de la toxina. La eficacia clínica de la vacuna es de un 97% y su protección es total durante 3 años y parcial durante 10, por lo que se recomienda un recuerdo cada 10 años.
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