Los tratamientos contra el cáncer se han caracterizado hasta el momento por una estrategia de defensa frente al ataque de las células cancerígenas. Desde la cirugía a la quimioterapia, pasando por la radioterapia, todas estas fórmulas tienen como objetivo frenar el avance del atacante, produciendo, en ocasiones, demasiados daños colaterales y la muerte del paciente. Las reglas del juego, sin embargo, parecen estar cambiando a tenor de las últimas investigaciones en inmunoterapia.
«Se trata de potenciar y mejorar los recursos del sistema inmunológico del paciente para que sea su sistema inmune el que se encargue de destruir el tumor», ha asegurado Alfonso Berrocal, jefe de sección del Servicio de Oncología del Hospital General Universitario de Valencia durante el Seminario de Periodistas: «Nuevos modelos de aproximación al cáncer», organizado por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y MSD.
Lo cierto es que el tratamiento del cáncer parecía haber tocado techo con la diana terapéutica, un ataque frontal y personalizado contra las células que provocaban esta enfermedad en el paciente. Desde el año 2000, la industria farmacéutica se ha volcado en la búsqueda de fármacos muy específicos para eliminar cada mutación en concreto. Sin embargo, la resistencia del cáncer a los últimos tratamientos había extendido la desazón entre los oncólogos que buscaban nuevas líneas de investigación: «La inmunoterapia nos ha devuelto la esperanza», ha reconocido Berrocal.
Por el momento, la investigación ha avanzado mucho en melanoma avanzado y cáncer de pulmón, con datos muy prometedores. En el primer caso, la inmunoterapia ha demostrado una supervivencia del 20%, uno de cada cinco pacientes que participaron en el estudio con Ipilimumab (el primer fármaco en inmunoterapia) estaban vivos tres años después. Respecto al cáncer de pulmón, según el jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario de La Paz, Javier de Castro, se trata del tumor más mortal: «Mata lo mismo que el cáncer de mama, colon y próstata juntos» y, hasta el momento, los fumadores tenían poca esperanza: «La inmunoterapia supone un gran avance y la única posibilidad para muchos fumadores, en ellos este tratamiento funciona mejor porque su tumor suele tener un mayor número de mutaciones».
Las piedras en el camino
Los estudios son halagüeños, pero los expertos llaman a la calma por tres motivos: «Tenemos que tener en cuenta que el tiempo de latencia, el que transcurre desde la administración hasta que el organismo reacciona, es superior que en otros tratamientos, por lo que hay que encontrar un perfil muy determinado de paciente, por otro lado el alto coste de estos fármacos (40.000 euros anuales por paciente en España) dificulta la financiación y, por último, está el tiempo transcurrido desde que son aprobados por la Agencia Europea del Medicamento hasta que se ponen a disposición en las comunidades autónomas», ha explicado Berrocal.
En este sentido la directora asociada en Outcomes Research & Pricing de MSD España, Amparo Valladares, ha asegurado que la industria farmacéutica ha pasado de ser un simple proveedor de fármacos a un socio estratégico y ha defendido la colaboración de todos los agentes con el fin de acortar los plazos: «Actualmente se tardan entre 10 y 15 años y esto tiene que cambiar». Algo que también ha señalado la presidenta del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (Gepac), Begoña Barragán : «Existen 22 agencias de evaluación en España, más que comunidades autónomas y eso en la práctica significa que muchas veces no llegamos a tiempo».
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