Alfonso Pedrosa. A veces, en esto de Internet y la vida, perdemos la cabeza, corriendo tras las obsesiones impuestas por las lógicas de adhesión acumulativa: me votas, te voto, me sigues, te sigo, me gustas, no me gustas, soy el rey de la charca, la reina del corral. Y nos olvidamos de la deliberación entre personas que se saben iguales, cegados por el resplandor de los concursos de belleza. La siguiente entrada gráfica de este webcomic me ha hecho pensar en ello y esbozar una media sonrisa colmillera.
Cuánta pasta y cuánto talento se malgastan en competiciones absurdas.
febrero 20, 2012 at 6:50 pm
Esto me lleva a pensar que la inversión cambiará; se pasará de pagar por espacios de 20 segundos en tv o radio, módulos dentro de un periódico, e incluso banners en una web, a pagar por un equipo de personas, bien armado con ordenador, wifi, y quizá algunos conocimientos sencillos de informática, para que logren que tu marca, empresa, producto, web, lo que sea, se coloque a la cabeza y puedas engrosar los números en internet: visitas, clicks, votos… lo que sea, otra vez.
febrero 21, 2012 at 1:08 pm
Sí, supongo que sí, Elena. Estas cosas están cambiando el concepto mismo de la publicidad, que hace algunos años inició una tímida transición de la cultura de masas a los nichos, a la long-tail, a la aproximación a una publicidad personalizada. Y, como se deduce de tu reflexión, también se muestra, así, en todo su despliegue, la crisis de credibilidad publicitaria y mediática. Saludos y gracias por pasar por aquí.