Imagen del Archivo de la Experiencia.
Redacción Synaptica. "Americanos, vienen a España gordos y sanos, viva el tronío de ese gran pueblo con poderío…". Así arrancaba el estribillo de la canción que el inolvidable pueblo de Villar del Río cantó en Bienvenido, Mr Marshall a los norteamericanos que no vinieron; al Plan Marshall para la reconstrucción de la castigada Europa tras la Segunda Guerra Mundial que dejó a España a un lado. Aunque algunos, antes, sí vinieron. En los años 40, la División de Salud de la Fundación Rockefeller llevó a cabo un programa nutricional.
Técnicos sanitarios enviados por la Fundación asesoraron a las autoridades españolas. Así lo ha recogido un trabajo realizado por Rafael Huertas e Isabel del Cura, ambos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, que apareció recientemente en la edición online de American Journal of Public Health. Al parecer, esa cooperación sirvió para realizar informes de la situación nutricional de los españoles y para el diseño y los resultados de una encuesta sobre alimentación realizada en Madrid por especialistas de ambos países. Esta encuesta se completó con medidas antropométricas, exámenes clínicos y pruebas de sangre.
Según explican los autores de Public health and nutrition after the Spanish Civil War. An intervention by the Rockefeller Foundation, "la investigación nutricional de la Fundación Rockefeller, fue un precedente histórico importante para los estudios posteriores realizados en labores humanitarias para situaciones de emergencia o de conflictos armados". Al parecer, aquellos americanos, gordos y sanos, no vinieron a traer "aeroplanos de chorro libre que corta el aire" (de nuevo Berlanga), pero sí a dar fe del estado de salud de la población. Y nada menos que de la mano de John D. Rockefeller, uno de los primeros monopolistas mundiales del petróleo.
La foto que corona este post pertenece al Archivo de la Experiencia, donde Isabel, de Albuñol (Granada) cuenta como se salvaron de la desnutrición comiendo jureles.
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