Fotografía: Geek. By Francis Storr.
Redacción Synaptica. A los gestores de la sanidad pública andaluza se les viene llenando la boca desde hace algunos años de palabros más o menos relacionados con las nuevas tecnologías, como usabilidad, TIC, e-health o salud 2.0. A todo el mundo en el ámbito del SAS le suenan proyectos como Diraya o la receta electrónica. Y menos mal, porque se han invertido en ellos millones y millones de euros. Pero el SAS no es el paraíso geek que a veces se describe: expertos en la materia, como Diego Freniche, son quienes están desvelando, con post tan elocuentes como el suyo que, en ocasiones, el rey va desnudo, aunque nadie se atreva a decirlo. Su relato de la carrera de obstáculos que supone para una usuaria-tipo trabajar con las aplicaciones informáticas del SAS merecería, realmente, una reflexión. Entre ellas, alguna relacionada con la contradicción ideológica en la que vive la propia Junta de Andalucía: software de multinacionales para el SAS y predicación de la cruzada del software libre en la Consejería de Innovación. Por si ello no bastase, la consejera de Salud, María Jesús Montero, ha llegado a hablar públicamente de proyectos de e-health usando la plataforma de centros Guadalainfo, sin caer en la cuenta, al parecer, de más que probables problemas de compatibilidad, por no hablar de otros asuntillos como la seguridad en la protección de datos que circulan por sistemas relaticamente fáciles de reventar. Al menos, es un alivio para los médicos de la sanidad pública andaluza saber que su frustración ante la pantalla no sólo se debe a su analfabetismo tecnológico.
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