Ilustración: Organización Mundial de la Salud.
Alfonso Pedrosa. La OMS acaba de publicar un informe sobre el estado de la cuestión del acceso a antirretrovirales en 20 de los 103 países MIC (Middle-Income Countries) así calificados por el Banco Mundial. El gráfico que ilustra este post habla de una llamativa variabilidad de precios y de falta de información en torno a la tripe terapia anti VIH recomendada por la OMS.
Cualquiera que se haya aproximado a este asunto con algo de honestidad intelectual sabe que pisa un terreno complicado, a veces movedizo, donde el relato del conflicto social ricos-pobres empieza a ser sustituido cada vez con más frecuencia por la geopolítica y la pugna de los diferentes actores macroeconómicos por el control de determinadas zonas de influencia.
Precios, tarifas, derechos de propiedad intelectual, normas regulatorias… Asuntos serios para las grandes mesas de negociación política y económica que superan, se supone, el horizonte concreto de la gente pequeña. Pero, por muy eximias que sean esas discusiones, por muy incomprensibles que resulten para los legos en el conocimiento técnico de asuntos tan complicados, el sentido común emite un mensaje claro: algo está pasando, algo solucionable, cuando, entre los 132 dólares por paciente y año de Suráfrica y los 867 de Ucrania, por la misma triple terapia, hay un abismo. Un abismo en medio del cual se encuentra la vida de las personas; que son la razón de ser de quienes fabrican esos medicamentos y de quienes legislan sobre ellos.
Venimos de una innovación (tecnológica y política) pensada para los mercados. Ya es hora de trabajar en una innovación pensada para las personas. No es una boutade. Es eso o el colapso del sistema por agotamiento.
junio 26, 2014 at 1:48 pm
Increible la claridad en la exposición de lo que sucede y, aunque en este caso hablas de antirretrovirales, no hay duda de que los tratamientos varían por muchos motivos según quienes los reciben, según donde se reside, según quienes los distribuyen, …. y las personas somos todas iguales ¿o no?
junio 26, 2014 at 6:12 pm
Sí, las personas somos todas iguales a la hora de acceder a un bien universal. Y también somos iguales en la obligación de intervenir, cada cual desde su idiosincrasia, para que el acceso a un bien universal sea efectivamente cosa de todos. Hoy son los medicamentos y mañana será el agua. Ha entrado en quiebra un relato social que situaba entre sus mejores aspiraciones la proporcionalidad sensata entre la riqueza, su redistribución y la aplicación de esa riqueza redistribuida en realidades concretas. Por ejemplo, el acceso equitativo a una medicación para quien la necesite, gracias a la solidaridad mínima que mantiene el cañamazo de la convivencia. Ese relato teleológico, de identificación de una meta social compartida, avanza y retrocede en función de las inercias de cada momento y lugar. Lo que ocurre ahora es que ha saltado por los aires. Por su abuso y por el acceso masivo a la información. Por ejemplo, pueden aceptarse inequidades en el acceso en Rusia o India mientras se mantenga la imagen de países en dificultades para crecer. Pero esa explicación se cae cuando se hace de dominio público que en esos países no hay para medicinas pero sí para programas espaciales. Y así podemos seguir, de USA a España y desde Suráfrica a Brasil. En el fondo, es una cuestión de elaboración de relatos éticos fundados sobre conocimiento de las cosas. Las instituciones no van a elaborar esos relatos. Esa responsabilidad queda ahora en manos de las personas concretas con vidas concretas. En manos de la gente: formación para deliberar entre iguales y de ahí, participación en la toma de decisiones. Poder, vaya. Nadie que posea poder lo cede gustosamente. Hay que conquistarlo. En eso están algunas de las mejores personas que conozco.
Gracias por pasar por aquí. Eres más que bienvenida. Estás en tu casa. Abrazos.