Miguel Lasida. La muestra de sangre de cualquier persona será suficiente para predecir si padecerá cáncer de colon. Y entre los creadores de este análisis figurará la firma de un sevillano. No, no es ciencia ficción, sino biomédica. En 2015 la empresa Universal Diagnostics dispondrá de un método para detectar el cáncer en el individuo antes de que aparezcan los síntomas. Así lo anuncia Juan Martínez Barea, uno de los impulsores de este nuevo procedimiento diagnóstico. "Ahora estamos en una fase intensa de investigación y desarrollo, pero en un año deberíamos tener el primer test de cáncer de colon ya listo", señala un estandarte de esta forma actual de hacer empresa y de ser empresario. Emprendimiento. Emprendedores sociales, así los llaman. "Me gusta más el término entrepreneur, que encierra un concepto más vital", zanja.
Hijo de un marmolista de Macael, Almería, el perfil de este sevillano de 47 años se aleja del empresario gordo, con traje y gafas oscuras representado en las caricaturas. Juan Martínez cursó sus estudios en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Sevilla. De ahí fue a ingresar en la Escuela Central de París, donde completó un máster de Economía, completando su formación con los estudios de Dirección de Empresas realizados en el Massachusetts Institute of Technology (MIT). Ahora, además, es embajador en España de una institución académica de la NASA, la Singularity University. "Hoy día no es necesario irte a vivir a ningún sitio para desarrollarte como persona o como emprendedor", indica al explicar que, cuando llegue a casa, después de esta entrevista, se conectará en Skipe con sus socios de Málaga y Eslovenia para continuar, vía telemática y en red, el desarrollo de la prueba diagnóstica de cáncer de colon.
Serán sus orígenes, será su experiencia profesional, será lo que sea de lo que haya sido testigo en su trayectoria, Juan Martínez no sólo no puede evitar un aire profundamente optimista sino que lo expresa a los cuatro vientos, con la fe de un converso. Tanto es así que llegan a molestarle lo que él considera "visiones apocalípticas" sobre la sociedad que viene; una, por ejemplo, en la que los ciudadanos podrán saber a qué enfermedades estaremos condicionados genéticamente. "¡¿Sociedad de castas?!", exclama al oír la observación del miembro de un comité de bioética acerca de las posibles consecuencias de un test genético generalizado. "Cada vez vamos hacia una sociedad más ética. Hace 40 años una mujer no podía tener una cuenta de ahorros en un banco en España. Ahora eso sería impensable", expone. Al cabo, todo es un asunto de lo que decidamos entre todos. El conocimiento del genoma, por tanto, tampoco generará desigualdades sociales: "Habrá una ley que prohíba marginar a causa de la herencia genética. Las aseguradoras no podrán cobrar más a alguien por tener alguna disposición a contraer una enfermedad. Eso sería una marginación brutal que la sociedad no permitirá", sostiene.
El individuo frente a lo público
Para Martínez el individuo tiene un importante peso en el devenir diario de la sociedad. Por eso califica como "terroríficos" los datos aportados por un estudio del Eurobarómetro. "El 85 % de los españoles cree que su futuro depende de la suerte y de lo que hagan otros por ellos. En EEUU esa tasa baja al 28 %", revela antes de derivar de ese razonamiento el actual clima social y político en España. "Por eso somos tan críticos con los políticos, con los empresarios y con lo que hagan los demás. Son ellos los que nos tienen que salvar, se piensa, y por eso la vida nos va cómo nos va", se lamenta.
Se niega a hablar mal de la gestión pública, advierte, pero no por nada, sino "porque hoy día es lo fácil y lo que hace todo el mundo. Los políticos, además, no son personas que vienen en un ovni; los votamos nosotros". Desde su paso por la Consejería de Innovación y Ciencia, donde ejerció como secretario general de Innovación desde 2010 a 2012, Martínez pudo comprobar la dificultad que acarrea intentar cambiar el estado de las cosas. "Como decía Arquímedes: dadme un punto de apoyo y moveré la Tierra. Para mover Andalucía, en cambio, no es suficiente un punto de apoyo. Hay que movilizarlo todo, cada uno de los departamentos. Esto debe proceder desde arriba. El cambio tiene que venir desde la presidencia, aunque también debe de ser extremadamente difícil. Tendría que haber una estrategia que lo movilice todo: la economía, la empresa, la innovación, las finanzas, la educación. Todo".
En la consejería puso en marcha las becas Talentia, particular que le reporta particular satisfacción, "un programa en marcha del que han disfrutado ya más de 400 andaluces de origen humilde para poder estudiar en las mejores universidades del mundo". Pero lo de Martínez es la puesta en marcha. La creación. La proactividad. La observación y el disfrute de los resultados, mejor a cuanto menor plazo. Es lo que pudo comprobar al activar el proyecto 50K, en 1999, a imagen y semejanza de un modelo de creación de empresas de base tecnológica del MIT. Con aquello Martínez pretendió "transformar Andalucía y España". Entretanto, sirvan su testimonio, su entusiasmo, su ambición y sus palabras. "La creación de empresas es la mejor manera de progresar de una sociedad. Genera riquezas que luego se redistribuyen en la sociedad. Las empresas traen prosperidad socioeconómica y serán, más que los gobiernos, las que resuelvan los problemas sociales".
En ese mundo futuro, insiste Martínez, no pesará el lugar de nacimiento o la condición social para tener acceso a todas las oportunidades. Sólo cabrá la actitud del individuo, su disposición. "Yo animo a todos a que sean emprendedores. A que la gente lleve las riendas de su vida. Eso es ser emprendedor. Luego, para que las cosas ocurran, se necesita que haya muchos emprendedores que hagan cosas y lancen proyectos. En unos casos serán empresarios y en otros emprendedores de carácter civil o social, medioambiental, de educación, de salud, etcétera". Aunque todo tiene un precio: "Hay que ir al cole, hay que estudiar, hay que partirse la boca. Lo que no se puede pretender es que todo el mundo sea igual, todos por igual, valientes. No. Para mí el mundo que aparece es el más justo en que hemos vivido jamás. Todo dependerá de uno mismo, aunque más justo", apostilla, "no tenga que significar más igualitario".
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