Foto: Little Doctor Playset. By mr. bill
Redacción Synaptica. Ser el rostro atizable de un sistema, ser burócrata, ser paciente, ser chamán sin fuerzas espirituales que te protejan… Ser médico hoy día no tiene nada que ver con el pasado. Y más allá de los intelectuales del recurso humano o de las mesas sectoriales en las que se ajustan las retribuciones o se diseñan carencias profesionales, mucho más allá, sigue habiendo una idea o un sentimiento que justifica la elección. La cuestión es si eso tiene o no algo que ver con la dignidad profesional. La gente elige, así de fácil. Pero, ¿por qué?. Desde Osakidetza.info, la autodenominada "página NO OFICIAL de OSAKIDETZA la mayor empresa del País Vasco", Rocambole aporta una reflexión interesante. Para quienes no hayan llegado a sus dominios, Rocambole es un prolífico blogger (autor también de Salud y Publicidad, o Pichigülis). En un post reciente lanza sus respuestas a todos aquellos que desenfundan la vocación para querer dar dignidad a la resignación, cuando decides aguantar el chaparrón y callar; o cuando la ineptitud se convierte en argumento consentido. Los tiempos cambian. "Que los enfermos ya no son enfermos sino usuarios o clientes, que los médicos ya no son los chamanes de la tribu sino unos empelados con el prestigio social por las babuchas o que a la administración le preocupen más los votos de los clientes que la lógica o la evidencia a la hora de programar las prestaciones sanitarias, puede que no tenga nada que ver con la vocación pero a mí me da en la nariz que sí". Quizás las decisiones importantes en torno a todo eso se estén tomando ahora, por aquellos que comienzan a estudiar medicina. ¿Quieren oírles? Al hilo, un blog de una asignatura de la Facultad de Medicina de la Universidad de Sevilla trata de aglutinar sus respuestas. Lean algunos motivos para estudiar Medicina.
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