Imagen: Fluimicil 200 mg. Fototeca zambon.es
Redacción synáptica. Esther Samper, desde la sección de Salud de Soitu, aporta en su último post un interesante detalle sobre algunas peculiaridades en el uso y comercialización de medicamentos. En este caso habla de la n-acetilcisteína (conocido como Fluimucil) y otros mucolíticos "recetados a mansalva por muchos médicos y comprado a espuertas por la población en estas fechas". Samper recuerda que no se ha demostrado eficacia clínica alguna en gripes y resfriados y muchas guías clínicas desaconsejan su uso. Pero está en muchos botiquines para lo que está. De entrada existen dos comercializaciones de la n.acetilceisteina: Flumil (2,86) y Fluimicil (5,46 euros). Según la compañía, desde el año 2001 la marca Fluimucil está disponible para el paciente como especialidad farmaceutica publicitaria (EFP), mientras que Flumil es de prescripción médica. Zambon explica sus motivos. Ha orientado la promoción de la marca Flumicil hacia el consumidor, registrando el producto como EFP, indicado en el tratamiento de la patología respiratoria aguda. Al mismo tiempo, continúa ofreciendo n-acetilcisteína a la comunidad médica en una marca, Flumil, "que mantiene las mismas prestaciones adaptadas a las distintas edades". Interesante doble salto con tirabuzón en el sistema de márketing del medicamento; lo mismo con receta o sin receta. Según su prospecto, Flumil está indicado para "bronquitis aguda y crónica, EPOC, enfisema, atelectasia, y complicaciones pulmonares de la fibrosis". No dice nada de procesos gripales. Además de Samper, muchos se preguntan si estas estrategias comerciales rozan algunas barreras éticas. Para rizar el rizo la web Vademecum en su información sobre este principio activo indica que "reduce viscosidad de secreción mucosa, facilitando su expulsión en procesos catarrales y gripales". O sea, no es la autorización indicada, esta web no es información oficial, pero ahí está. ¿Son las sanas paradojas de la diversidad en la prática clínica? O no. Ya que hablamos de información accesible e internet, hace poco han publicado en Annals of Prahmacotherapy un estudio que pone a prueba la información de medicamentos alojada en Wikipedia comparándola con Medscape. Había más carencias en la información de Wikipedia , aunque entre las respuestas wikis ninguna era incorrecta, mientras que en Medscape se registraron cuatro equivocaciones. Como detalle para fans de la conspiranoia, Rafa Bravo en su blog cuenta que "se ha encontrado a representantes de compañías farmacéuticas borrando datos de Wikipedia que hacían lucir a sus medicamentos como inseguros".
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