La conciencia de ciudadanía puede tardar siglos en cuajar en un país. Porque se necesitan generaciones para asentar esa cierta confianza individual en sí mismo como una segunda naturaleza que transforma al súbdito en ciudadano. La sociedad civil es la expresión más aquilatada de esa confianza devenida en conciencia y, en los países donde funciona, su nacimiento siempre fue anterior al Estado. Hasta que esto no se entienda en España, todos los esfuerzos institucionales, todas las leyes y todo el dinero invertidos en fomentar la emergencia de una verdadera sociedad civil se irán por el desagüe. Ampliar «Participación, sociedad civil y poder»
Explica Gemma Mortensen en la Revista de Innovación Social de Stanford que para construir coaliciones inteligentes en un mundo tan complejo como el nuestro hay que prestar atención a diez asuntos si de verdad se quiere intervenir en la realidad con resultados.
Una coalición no es una fusión, ni una integración, ni una fraternidad. En una coalición, el territorio compartido es el imprescindible para sacar adelante un proyecto y cada miembro de la misma conserva su propia identidad. Todo ello en pro de un objetivo común y concreto.
Realmente eso de la coalición inteligente es una propuesta desconocida para buena parte del tejido asociativo de nuestro entorno, donde el miedo al fracaso y a la desaparición que llevamos en la masa de la sangre se esconde tras la honorable y miope preferencia por ser cabeza de ratón antes que cola de león. Ampliar «Coaliciones inteligentes»
El vídeo que encabeza este post procede de La Cabecera y he sabido de su existencia gracias a alguna conversación con miembros el Foro Andaluz de Atención Primaria (FoaAP). Expresa con bastante elocuencia un estado de opinión que se está extendiendo y que, a día de hoy, ya es imposible ignorar. Porque, sin Atención Primaria de Salud, no hay sanidad pública. Ampliar «Sin Primaria no hay Sistema»
Las últimas palabras de Durruti en su lecho de muerte no fueron una soflama llamando a continuar la lucha, como apócrifamente se dice; más bien fueron una humilde constatación. Moribundo en el hospital tras salir del quirófano sin que los médicos pudieran revertir el daño de aquel disparo (tan discutido, tan polémico, tan inapelable) que acabó con el líder cenetista en el primer otoño de la Guerra Civil española, cuenta Cipriano Mera en sus memorias que le oyó a Buenaventura Durruti decir al final: “Demasiados comités”.
La parálisis por el análisis. La idolatría del indicador, que acaba asfixiando a la vida. La tiranía del procedimiento y el manguito. La confusión intencionada entre la rendición de cuentas y los intereses corporativos del gremio de aduaneros internos que malvive con una mala salud de hierro en toda organización mínimamente compleja. La sinonimia torticera que todo poder establece entre la creatividad y el caos. Demasiados comités.
Photo credit: svennevenn via Visual hunt / CC BY-NC-SA
Uno de los desafíos que afrontan hoy el movimiento asociativo de pacientes y la sociedad civil en general es cómo mantenerse en pie en tiempos de la postverdad. Cómo sobrevivir al ruido ambiental y a la erosión de la credibilidad cuando la potencia del discurso que ofrecen esas organizaciones ya no está asociada a la fortaleza de sus mascarones de proa fundacionales de antaño, cuando el fuerte personalismo bajo el que se jugaba la partida hace un par de décadas ahora causa risa y nulo respeto. Ampliar «Asociaciones de pacientes en tiempos de la postverdad»
Las asociaciones de pacientes se han hecho mayores. El tiempo ha pasado y hoy puede decirse que han acumulado experiencia (y, en contados casos, patrimonio) y que, gracias a ella, si no hay cataclismos, su vida institucional sigue adelante, en una cierta inercia de estabilidad. Sin embargo, el desafío demográfico y cultural del relevo generacional de sus asociados y miembros de juntas directivas ya está aquí. Eso aboca a las asociaciones a afrontar un proceso de cambios para el que no hay manual de instrucciones. Ampliar «El relevo generacional en las asociaciones de pacientes»
Queridos niños:
Antes de la crisis, garantizar la igualdad de acceso a la asistencia sanitaria era una preocupación para la mayoría de los sistemas sanitarios europeos. Una muestra de ello eran los constantes llamamientos a la racionalización de los costes y a una mayor eficiencia de la asistencia sanitaria. Antes de la crisis. Antes de la austeridad. Para ilustrar todo esto, comparto con vosotros una transcripción libre del capítulo relativo a política sanitaria de un informe de diciembre de 2016 del Observatorio Social Europeo (europeo, no afgano ni centroafricano) sobre las violaciones de derechos humanos como daño colateral de la crisis en Eurozona. Por si os visita el fantasma de las navidades pasadas. Ampliar «Sistemas sanitarios europeos, un cuento de Navidad»
El ministro de Salud de Rumanía, Vlad Voiculescu, relaciona las prácticas corruptas con las resistencias a los antibióticos.
Los niños de la crisis: esta frase es un hallazgo acertado y triste de Soledad Márquez, presidenta del Comité Científico del XXXIV Congreso de la Sociedad Española de Epidemiología. Márquez ha soltado esta perla en la rueda de prensa de presentación de esta cita científico profesional en Sevilla, acompañada por Juan Ramón Lacalle e Ildefonso Hernández, para hablar de las repercusiones sobre la salud del horror económico (Viviane Forrester) sufrido especialmente por las personas más vulnerables. Si años atrás se aludía a las privaciones de la generación de la postguerra española para explicar el déficit de calcio de buena parte de la población femenina a partir de cierta edad, es muy probable que, en cuanto empiecen a consolidarse los datos y a establecerse relatos coherentes en torno a ellos, quede fijado en el imaginario social el coste en salud de los quebrantos económicos padecidos por una franja depauperada de la población cada vez más numerosa. Ampliar «Los niños de la crisis»