Uno de los argumentos que han aparecido desde el principio en el enconado debate abierto sobre este asunto es el de la calidad de los medicamentos suministrados, relacionado con su bajo precio y la acusación más o menos velada de falta de controles en origen. Tanto los fabricantes afectados como la Administración sanitaria andaluza zanjan esa cuestión apelando a las leyes del mercado y al hecho de que los medicamentos que circulan en España han pasado los controles de la Agencia del Medicamento.
En este debate acaba de emerger un elemento (existente en realidad, aunque soterrado, desde sus comienzos) que introduce factores no controlables por los principales actores de la historia de las subastas: la dimensión glocal del asunto, que se reviste de una lectura secuencial:
Fase 1: trabajadores en origen de una de las compañías adjudicatarias parece que no están muy contentos con la empresa, vaya por Dios, y aparecen problemas de calidad que la dirección corporativa de la misma vincula con el clima laboral interno.
Fase 2: la FDA, por defender la seguridad de sus ciudadanos y de sus propios mercados (el orden de prioridades no está muy claro), sin hurgar en episodios de su propio patio trasero, le pide (sin acritud) papeles y datos a esa compañía, que lo que son las cosas, es una de las adjudicatarias de las subastas andaluzas (circunstancia que probablemente no le quite el sueño a nadie en la Administración Obama).
Fase 3: la cosa se va liando y esto empieza a afectar ya a tirios y troyanos.
Fase 4: esa bonita historia pasa a formar parte de la munición de combate dialéctica utilizada en el escenario local, trasladando el centro de gravedad del debate desde la reivindicación empresarial y profesional al ámbito de la salud pública y la seguridad del consumidor.
Alfonso Pedrosa. Mi amiga Carol me pasa la referencia de este vídeo realizado por dos R1 de Medicina de Familia, Sara Calderón y Lucía Alquézar. Oro molido. Una lección magistral a pie de calle, con la Atención Primaria de Salud al fondo como verdadera institución de la comunidad, desde la invencible normalidad de la vida diaria de la gente.
UN BARRIO LLENO DE VIDA[S] from Sara Calderón on Vimeo.
Fotografía: courtesy of FreeDigitalPhotos.net
Alfonso Pedrosa. A estas alturas está claro que los alquimistas tenían sus razones y no las quisieron compartir con la gente pequeña, los ciudadanos de a pie, al introducir cambios esenciales en el SNS español. Poco a poco, van saliendo a la luz del día explicaciones del porqué de las denominadas reformas sanitarias a las que antes se aludía en susurros y desde la penumbra: había que intervenir en los sistemas de salud europeos para salvar al euro.
Al menos, eso se desprende de las reflexiones de Rita Baeten, una muchacha que sabe bastante y que participó hace poco en Bruselas en un encuentro organizado por Confrontations Europe con el apoyo de Sanofi sobre gobernanza económica en la UE.
Rita explicó en su intervención que, paulatinamente, los estados miembros de la UE fueron recibiendo recomendaciones para intervenir en sus respectivos sistemas sanitarios como estrategia de contención de la crisis a través de las reformas. Al principio, eran recomendaciones genéricas; después, en 2013, ya entraban en detalles en plan cuidados a dependientes y gasto farmacéutico. ¿Les suena? Solamente tres países se libraron de esa invitación supervisada al purgante sectorial: Dinamarca, Suecia y Gran Bretaña (cuyo gobierno ya estaba entusiasmado por sí mismo con las reformas del NHS hasta dejarlo exánime). ¿La razón más plausible para Rita Baeten? No están en la eurozona. Y parece que ese es un factor que hace variar bastante en la práctica la capacidad mandatoria real de las recomendaciones comunitarias. La historia completa, en Euractiv.
Esto Es Lo Que Pasa Cuando Un Niño De 13 Años Abandona La Escuela. Upsocl from maribel on Vimeo.
Alfonso Pedrosa. Me acaba de pasar @soyrami la referencia de arriba, cazada en una entrada de Renato Satta en Upsocl. Me resulta imposible no compartirla aquí y ahora. Para cambiar los contextos, sólo hay que tener una clase de valentía: la de atreverse a fracasar.
Alfonso Pedrosa. Las organizaciones de pacientes entran en liza en la campaña electoral de los comicios europeos de mayo de 2014. No como marca política, pero sí como grupo de interés, articulado alrededor del Foro Europeo de Pacientes, para pedir más sensibilidad y más participación a la hora de definir los términos del acceso a los productos y servicios de salud en el territorio UE.
El Foro (EFP por sus siglas en inglés) ha montando una campaña alredor de un manifiesto en 24 idiomas, apoyada en YouTube y en otras plataformas sociales de Internet, como Twitter, con vocación, se supone, de influir en los mensajes políticos que se empiezan a manejar con vistas a las elecciones de mayo.
La campaña, interesante: es un intento de ubicar dentro de las instituciones políticas mensajes procedentes del mundo exterior. Aunque los procesos que se abran se basen más en la interlocución entre organizaciones que entre personas.
El Foro recibe dinero de la Comisión Europea y de la industria farmacéutica, según consta en su reconocimiento de apoyo financiero de 2012.
Alfonso Pedrosa. Comprar marihuana de manera legal para autoconsumo puede ser mucho más caro que adquirirla en la esquina o en el dispensario medicinal. La legalización de su uso recreativo en Colorado, entre otros territorios de EEUU, meses atrás, se está convirtendo en un interesante experimento de mercado que puede dar al traste con las esperanzas de quienes ven en la despenalización del comercio de cannabis la estrategia más inteligente en términos de salud y de seguridad ciudadana.
Según explica Bloomberg Businessweek, una onza de marihuana puede costar en la tienda a día de hoy en Colorado unos 400 dólares; en el mercado negro, entre 156 y 250; en el dispensario para uso medicinal, 200. Un hecho a tener en cuenta en el debate de la legalización que tiene lugar en otras zonas del planeta.
Buena parte de la explicación de ese diferencial de precios que empuja al personal a volver al mercado negro reside en el hecho de que el Gobierno grava con impuestos la venta del producto, como cualquier otro artículo over the counter. No podía ser menos, siendo como es el gobernador de Colorado, John Hickenlooper, lo más parecido a un socialdemócrata que puede darse en EEUU.
Una situación interesante. La rebeldía fiscal es un argumento clásico de la gran tradición liberal de esa derecha que sociológicamente ha visto en estos consumidores una suerte de hippies irredentos ubicados en el ala izquierda de la vida. Ahora, paradójicamente, ese argumento de la derecha viene a defender las posiciones, precisamente, de esos sedicentes cachorros de la izquierda tradicional, ubicados en el cliché de pacíficos fumadores de porros básicamente por quienes lo desconocen casi todo sobre la cultura del cannabis.
Fotografía: galería Flickr de Andrew-Hyde. Algunos derechos reservados.
Alfonso Pedrosa. Google es uno de los miembros de CSIP, una iniciativa de cibervigilancia privada contra la falsificación de medicamentos que pretende sacar los colores a los sitios de salud y boticas online que estén dando gato por liebre o algo peor a los consumidores en la Red. En principio, está bien que el Gran Hub benefactor que últimamente nos viene jugando alguna que otra cabronada faena, como el cierre de su lector RSS o los fiascos del Plus, se implique en esto de la salud de la gente. Por ejemplo, baneando publicidad fraudulenta en este ámbito.
Sin embargo, es posible que las cosas se hayan salido de madre: según Infojustice, Google podría estar implicado en políticas de penalización de la reputación de farmacias perfectamente legales, intentando dificultar la importación de medicamentos por particulares a través de Internet (diferencia de precios, el clásico es Canadá-EEUU) y alineándose, en buena lógica, con la defensa roqueña de los derechos de propiedad intelectual.
Creo que es comprensible y legítimo desde la lógica del mercado que las compañías farmacéuticas defiendan hasta donde puedan su discurso sobre las patentes y la estanqueidad del puzzle de los precios segmentados por países y áreas de influencia. Y que las cadenas de farmacias norteamericanas y las empresas de distribución peleen por lo suyo. Lo que no tengo tan claro es que de eso se tenga que encargar Google.
Alfonso Pedrosa. El BOE de 30 de diciembre publica la actualización al alza, en función del IPC, del copago de medicamentos de los pensionistas y de la aportación máxima para medicamentos con código ATC de aportación reducida. Se trata de una resolución firmada por el director general de Cartera Básica de Servicios del Sistema Nacional de Salud y Farmacia, Agustín Rivero.
Unos céntimos más que van a seguir pesando como ladrillos. Especialmente si se tiene en cuenta que las pensiones no van a subir con el IPC.
Eva Belmonte lo explica divinamente en El BOE nuestro de cada día.
Fotografía: Galería Flickr de la FDA. Licencia de United States Government Works.
Redacción Synaptica: es un asunto fuera de la gran agenda mediática pero es importante. La FDA acaba de pedir que cese de inmediato el consumo de Mass Destruction, un suplemento alimenticio de crecimiento muscular que en EEUU se vende en grandes almacenes y gimnasios y, en general, en Internet.
Ya ha habido una muerte en Carolina del Norte que la FDA vincula al consumo de este producto: fallo hepático al cabo de algunas semanas de ingerir el suplemento alimenticio, relacionado con un esteroide sintético que se cuenta entre los ingredientes del producto.