Alfonso Pedrosa. No solemos seguir de cerca en Synaptica la Gran Agenda Mediática. Esos temas crecen mejor en otros ecosistemas. Pero la crisis de gobierno conocida esta mañana gracias primero a El País y despúes por el resto de los medios me ha llevado a una pequeña reflexión personal: son cuatro ministros en tres años. Ése es el peso de la política sanitaria en España.

Puede aducirse para explicar ese fenómeno la fuerza de la deriva federalista del Estado y la cesión de casi todas (en la práctica cotidiana, todas) las competencias a las comunidades autónomas. Lo que conduce, a su vez, a traer a colación las ya viejas reflexiones que ponen en cuestión la justificación de la existencia misma del Ministerio de Sanidad.

Pero, sobre todo, lo que esta secuencia de cambios genera es desconfianza: indefectiblemente, los cambios de equipos implican cambios de planes. Otra vez. Again. Qué cansancio. Con la de cosas que hay que hacer. Y la desconfianza es paso previo a la desafección, porque ya nadie engaña a nadie, puesto que ningún mensaje es creíble.

Luego habrá quien se pregunte que dónde quedó el sentido de pertenencia, el compromiso con el sistema.

Estas cosas no salen gratis. No sólo en términos políticos, que es lo de menos, en cierto sentido. Sino en su traducción en respaldo social en tiempos de crisis a un pilar básico del Estado del Bienestar.