Alfonso Pedrosa.- La innovación que suponen los medicamentos biológicos está revolucionando el abordaje de patologías complejas tanto en resultados como en costes, comprometiendo una parte significativa de los presupuestos de farmacia de los hospitales. La expiración de algunas de sus patentes ha abierto el mercado a fármacos basados en estos medicamentos, que no son exactamente genéricos de los originales. La preferencia por la opción más barata de los biosimilares en el ámbito hospitalario es entendida por algunos especialistas médicos como una clara invasión de competencias. En este sentido, la Sociedad Española de Reumatología (SER) ha advertido de los riesgos de la sustitución de los biológicos sin la autorización del médico.
 
Según ha explicado Miguel Ángel Caracuel, portavoz de la SER y reumatólogo del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba, en unas jornadas formativas sobre el uso de biosimilares, "la sustitución entre biológicos es responsabilidad única del médico prescriptor, de manera que no puede realizarse sin su expresa autorización, puesto que podría suponer un peligro para la seguridad de los pacientes y acarrear graves consecuencias en los mismos". Para este especialista, "los biosimilares son productos fiables que favorecen la competencia, y que redundarán en un manejo más eficiente de los pacientes reumáticos que precisen de este tipo de terapias. No obstante, es clave reivindicar que los fármacos biológicos no son sustituibles por la Farmacia hospitalaria y que su intercambiabilidad es un acto médico -en exclusiva- que queda limitado a la relación entre médico y paciente, siempre con el consentimiento de este último".