Creative Commons. Citation. Fotografía: Trust me. By Zappowbang.

Redacción Synaptica. El prestigio de las instituciones se basa en buena medida en los gestos de sus dirigentes. Los colegios médicos españoles en general y andaluces en particular, aunque siempre han ramoneado oficiosamente hacia la derecha, han procurado mantener su independencia política como una seña de identidad y han hecho del no vivir de subvenciones facilitadas por el poder político, sino de las cuotas de los colegiados, su blasón y su bandera. Pues bien. Los colegios médicos andaluces acaban de entrar de lleno en la arena de la bandería política: su presidente, Carlos González Vilardell, es desde hace unas semanas asesor oficial del Partido Popular, junto con otros profesionales de diversos ámbitos (y tendencias, todo sea dicho en honor a la verdad). El grupo sectorial del que forma parte don Carlos trabajará, según el PP, en elaborar para ese partido documentos tan políticamente sensibles como una propuesta de reforma de la sanidad andaluza, un análisis de situación del panorama asistencial y un recetario de soluciones para los problemas de la estructura de los dispositivos sanitarios autonómicos. Es cierto que el mandato del actual presidente de los colegios médicos andaluces está a punto de periclitar y que (parece) no habrá reelección, pero es imposible, en este contexto, no acordarse de lo que cabe esperar de la mujer de César. Además de ser independiente, hay que parecerlo. ¿Qué pensarán de todo esto los miles de médicos andaluces que no votan al PP o, simplemente, no votan?