Alfonso Pedrosa. El vídeo de abajo dura poco más de diez minutos. En él aparecen personas que explican sus razones para meterse en proyectos de voluntariado en un hospital público. Una de ellas dice algo así: soy voluntaria por puro egoísmo; llego, me lleno y me vuelvo a casa.
No tengo ni idea sobre el grado de evidencia científica adjudicable a declaradas como ésa. Pero a mí me parecen geniales.
Antes de disfrutar de esta delikatessen, tengan en cuenta que la eclosión de este tipo de fenómenos requiere de al menos dos precondiciones. Primera: que haya quien asuma el trabajo de crear las plataformas de aterrizaje en las instituciones desde la gloriosa penumbra de la tramoya; en este caso esa persona es Marta, que hace de introductora del vídeo. Segunda: que el contexto institucional sea capaz de asumir la diversidad como una riqueza, no como un problema.
Que lo disfruten.