Alfonso Pedrosa. Las metáforas son lo más peligroso del mundo, como bien sabía la madre de la muchacha a la que quería enamorar el cartero de la historia de Antonio Skármeta. Quizá eso sea así porque las metáforas llevan dentro una carga de verdad que, en contacto con lo imaginario, con el mundo de los sueños, pone en marcha una reacción en cadena capaz de transformar la realidad, de subvertirla.
 
Durante estos días he leído y escuchado algunas metáforas en torno a lo que ocurrió en el EV2 de El Madroño. Maneras de explicar qué es lo que sucede cuando se constata la existencia de una comunidad real (hecha de vidas reales, integrada por personas reales) y se entra en contacto con ella, se habla y se escucha. Qué es lo que pasa cuando se abre una conversación, una deliberación entre iguales. En este caso, sobre Internet, salud y comunidad rural. Emerge entonces, indefectiblemente, la cuestión de dónde está la gente 2.0. La misteriosa tribu perdida de la gente.
 
Algunas de las metáforas sobre el EV2, las más puras, son imágenes: es la foto de @soyrami que ilustra el post en el que dábamos cuenta de nuestras primeras impresiones. Son las fotos de @estebancicero, su etiquetado (Attendance, El Madroño Convention Centre, Comedor de Ponentes, Speakers) y el contraste que evidencian con un mundo de relaciones y negocios con el que hay que convivir pero que se está quedando viejo, muy viejo: después del EV2, oír hablar de ese mundo es como recordar un episodio de las Guerras Púnicas y sonreír oyendo el relato de Aníbal y sus elefantes en los pasos alpinos.
 
Han aparecido también entre algunos participantes en el Encuentro símiles y concordancias, vividos o soñados, relativos a la actividad de ciertas movilizaciones setenteras que buscaban la alianza cultural y política entre el campo y la ciudad. Las mil flores de Mao. Otras personas han recordado el activismo universitario de Einstein en Princeton. O el de Federico García Lorca y los viajes de La Barraca, haciendo teatro por los pueblos de España. O la vida fecunda de los benditos maestros de pueblo. Incluso hay quien se fue al relato del mito de Croatan, interpretado en una clave de innegable raíz indiana.
 
También he asistido a intentos de verbalizar lo que ocurrió en El Madroño a través de metáforas agrícolas. Cómo no, la cultura es cultivo. Hay quien ha recordado la parábola bíblica de la higuera estéril y su indulto en la esperanza de que, si se cultiva la tierra, el árbol dará fruto. En Synaptica manejamos otra idea agrícola, la de la siembra, antes, durante y después del EV2; pusimos en marcha esa iniciativa con la ilusión de explorar la posibilidad de que, si se siembran patatas, se cosechan patatas. No estoy seguro de si lo que se ha sembrado en el EV2 son patatas o pimientos: la deliberación entre iguales lo descubrirá. Pero sí que parece que cada una de las personas que estuvimos allí, con biografías y sensibilidades dispares, compartimos la idea de que eso que se ha sembrado, ahora hay que cuidarlo, acompañarlo en su crecimiento.
 
Por ahora, lo que he sido capaz de metabolizar, despúes de la maravillosa puesta en común tabernaria posterior al EV2 y el paso del tiempo de una semana, alcanza para lo que sigue.
 
1. La conversación es posible si se abre un espacio de confianza creíble. Eso tiene que ver con las personas, no con las instituciones. La fuente de la credibilidad es el prestigio. La de la confianza, un cierto territorio conceptual compartido. La credibilidad y la confianza conectan entre sí a través del compromiso ético continuado con una determinada realidad. Estos conceptos primarios son el único pasaporte de acceso a la conversación: aquí no hay tribunales de limpieza de sangre ni ejecutorias de hidalguía. No se le piden papeles a nadie.
 
2. La implicación de personas de la comunidad local con conocimiento de los elementos que configuran este tipo de iniciativas es absolutamente esencial. Son ellas las primeras tejedoras del contexto que hace posible la conversación. Eso significa que, para aplicar en otros entornos las experiencias que se van incorporando, no sirven los esquemas de patronaje propios del mercado de masas, pensados para la producción en serie. Cada intervención sobre la realidad debe tener un carácter artesano irrenunciable, pensada desde personas concretas entre personas concretas para personas concretas. Cada conversación es única en su origen, en su planteamiento y en sus consecuencias. Este hecho trastoca los supuestos desde los que habitualmente se diseñan actividades, se planifican acciones y se calculan costes y beneficios.
 
3. La heterogeneidad en el grado de conocimiento de las herramientas tecnológicas propias de la cultura de Internet no invalida la calidad de la conversación. Como aprendimos gracias a @randrom, había personas en el EV2 que no quieren utilizar la Red para ejercer sus derechos ciudadanos en el ámbito sanitario ni para saber más sobre salud, pero a las que les apetece echar una tarde con sus vecinos y los forasteros de paso aprendiendo cosas nuevas; otras que jamás habían tocado antes un ordenador pero a las que sus problemas o su curiosidad les llevan a interesarse por aprender a aprovechar los recursos de la Red; y, finalmente, personas ya introducidas en el mundo de Internet que descubren que ese conocimiento les puede ser muy útil para saber más sobre su salud y para ejercer sus derechos ciudadanos. Esa diversidad no es un problema, sino un regalo, porque abre territorios nuevos a la conversación entre personas.
 
4. La incorporación a la cultura de la Red es progresiva, aunque puede darse en varias dimensiones a la vez. En una primera etapa, Internet es una fuente de información; es lógico que el debate, en esa fase, sea el de la calidad de la información, la acreditación de webs y la fiabilidad de las voces que se oyen en la Red. La misma experiencia práctica conduce a una segunda etapa, la de entender Internet como un territorio, como un ecosistema donde coexisten muchos nichos ecológicos diversos. Esa experiencia lleva, a su vez, a una tercera etapa: la de la redefinición de la propia identidad en virtud de múltiples procesos de mestizaje a través de la conversación. La identificación del momento en el que se halla cada persona, y compartirlo conceptualmente y en la práctica, es fundamental para que fluya la conversación.
 
5. La conversación fortalece a quienes forman parte de una red y a la red misma, pero también amplía su tamaño y modifica las percepciones y autopercepciones de quienes participan en ella. No es una boutade afirmar que, después del EV2, quienes participamos en él somos un poco mejores y sabemos más.
 
6. La nanoescala funciona. Eso abre a la exploración un nuevo territorio, definido por el cambio en la relación con el factor dinero. Una iniciativa como el EV2, articulada desde el enfoque de los valores que funcionan en Internet (pasión por lo que se hace, bricolaje, gestión de recursos en términos de subsistencia, solidaridad entre iguales, ética hacker, devolucionismo), es un indicador, modesto pero real, de que quizá sea posible encontrar un lugar para vivir en el medio ambiente laboral degradado de una cultura industrial en decadencia sin perder el sentido de la dignidad humana por el camino. Incluso es posible que sea viable una cierta manera de entender los negocios, las empresas, el trabajo, una forma de ganarse la vida, próxima a alguna versión postmoderna de los artesanos preindustriales que, por ahora, sólo soy capaz de intuir pero no de definir. Este asunto requiere una tarea prospectiva que está por hacer.
 
7. Hay que documentar, cartografiar, cada nuevo territorio, cada hallazgo que se identifica, y volver cuantas veces sea necesario a la reformulación personal de los principios originales que impulsan a cada cual a implicarse en los procesos migratorios hacia el Nuevo Mundo de la Red. Es muy fácil perderse en la jungla, aplicar las reglas del Viejo Mundo al Nuevo, despistarse, querer desenvolverse con los propios tics culturales heredados en una realidad nueva, donde esas referencias ya no funcionan. Para evitar eso están la deliberación entre iguales, el estudio de los mapas que se van dibujando y el regreso continuado a los relatos de lo vivido y lo aprendido, a una cierta mitología familiar, que va configurando las señas de identidad compartidas entre quienes se reconocen entre sí como semejantes.
 
Seguro que todo este destilado se irá modificando con la conversación que hemos abierto entre todos, especialmente cuando, gracias al trabajo de @drzippie, el microsite del EV2 se vaya poblando de material y podamos regresar a él una y otra vez.