Alfonso Pedrosa. Últimamente estoy escuchando muchas historias relacionadas con esa subespecie mutante emergida del cataclismo que engloba a las personas empujadas a emprender. Entre ellas hay quienes jamás en la vida se les había pasado por la cabeza montar una empresa y quienes siempre tuvieron la inquietud de hacer cosas más allá de los moldes previsibles en los que les encajó una determinada rutina profesional. En cualquier caso, se han tenido que meter en la fregatura por mor del hundimiento del sistema.
 
En esas historias he visto a veces buenas ideas que se merecen la mejor de las suertes y también pánico, cuentos de terror. Pero ninguna de las personas que las protagonizan tienen la culpa de vivir en un país inhabitable. De ahí que la falacia que esconde el discurso políticamente correcto del emprendimiento (alfombra roja, ¿de qué?) sea sencillamente obscena: no hay una sola medida gubernamental en este contexto que no busque recaudar más. Lo de mejorar la vida de la gente, ni está ni se le espera.
 
Hace poco, un grupo de personas jóvenes de diferentes lugares de Europa que han ido montando sus empresas como han podido fue convocado en Bruselas a dar su opinión en un encuentro institucional. También había representación del sector salud, como es el caso de la griega Eleftheria Zorou y su Doctoranytime, una web para poner en contacto a médicos con pacientes. Todo quisque pedía lo mismo: salsa americana. La libertad para equivocarse y la facilidad para levantarse después.
 
Hay gente que está dispuesta a eso, a sacudirse el miedo al fracaso que se lleva en la masa de la sangre en determinados contextos culturales de Europa. Gente que está dispuesta a fallar. Y a hacerlo rápido, barato y en pequeña escala a ser posible. No les importan los mirones que nunca harán nada. Pero sí piden campo libre para maniobrar. Por ejemplo, una Administración pública que no juege al sobreprecio en sus políticas de contratación y deje a la gente organizarse como le dé la gana. Eso también es cambio cultural. Y ya no es una posibilidad de futuro: es el presente.