Redacción Synaptica. En Badscience, el médico Ben Goldacre almacena las columnas que publica desde 2003 en The Guardian. Su histriónica atalaya sirve de observatorio de la ciencia freek, por torpe, controvertida, improductiva o llanamente idiota. Pero, por desgracia, Ciencia a fin de cuentas. Los trabajos más esperpénticos o las conclusiones más absurdas que la comunidad científica brinda a la humanidad, aparecen aquí embadurnadas de sentido del humor. Como muestra su reciente repaso a de Journal of Medical Hypotheses, la vida íntima de las pequeñas revistas científicas puede convertirse en todo un circo. En este caso la publicación, del prestigioso grupo Elsevier, recoge un trabajo de investigación que considera que eyacular podría ser "un tratamiento potencial para la congestión nasal en los hombres maduros". Goldacre hila fino para explicar bien las bases que han permitido llevar a cabo los  trabajos y aprovecha para dar cera, y facilitar zambullidas de humildad, a los jóvenes Frankestein de andar por casa. En ese post, repasando los criterios de algunos editores y recordando episodios negros de revistas de prestigio, el autor de Badscience aporta su lectura general: "la diferencia entre señal y ruido en la literatura científica es cada vez menor, y el simple hecho de que algo se haya publicado ha cobrado demasiado sentido (…) La era de ‘se ha publicado ergo debe ser cierto’ está llegando misericordiosamente a su fin". Golacre no se considera un experto ni se presenta como doctor. Pero su tribuna se ha convertido en un buen reclamo para el periódico. Otorgamos Premio Synaptica de la semana y lote de productos a  la presentación de su sección en The Guardian. "Si usted es un periodista que tergiversa la ciencia en aras de un titular, un político más interesado en aparentar que en las evidencias, o un publicista que adora las fotos de moléculas envueltas en batas blancas, tenga cuidado: sus días están contados". Con el tiempo, el site le ha servido para albergar un nutrido foro, lanzar su propio manifiesto o publicar un libro.  

Imagen: Fotograma de ‘El jovencito Frankestein’