Alfonso Pedrosa.- Los oncólogos radioterápicos españoles vienen subrayando la pertinencia de la instalación en el país de un centro de protonterapia, como opción complementaria a las radiaciones con fotones en determinados casos de resistencia a la radiación o de problemas de acceso eficaz al tumor y de salvaguarda de otros órganos vitales. Un asunto minoritario pero que, para James M. Metz, oncólogo radioterápico del Perelman Center for Advanced Medicine TRC 2 West, del Hospital de la Universidad de Pennsylvania (EEUU), tiene mucha relevancia.
 
Metz pronunció una conferencia magistral en el XVIII Congreso de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR), celebrado recientemente en Valencia, poniendo de manifiesto esta reivindicación de los oncólogos radioterápicos españoles. Según este experto, "los esfuerzos iniciales de la protonterapia se han centrado casi exclusivamente en el cáncer de próstata". Sin embargo, "la rápida evolución de esta técnica está extendiendo su investigación clínica a otras localizaciones, en combinación con otras terapias". Actualmente, la protonterapia cuenta con 39 centros en todo el mundo. Hay otros en construcción en Países Bajos (3), Reino Unido (2), Francia (2), Polonia (1), Rusia (1), Dinamarca (1), China (2), India (2), Malasia (1) y Japón (2). Para Metz, la protonterapia "es una esperanzadora técnica que promete mejores resultados debido a una distribución mucho más precisa del tratamiento".
 
Sin embargo, esa tecnología es cara. Muy cara. Y, para hacerla costoeficiente, hay expertos que calculan la necesidad de una población de 60 millones de habitantes, apuntando que un centro de protonterapia costaría entre 55 y 110 millones de euros. Ese sueño llegó a acariciarse en España antes de la crisis, con proyectos como la Gran Instalación de Física Médica de Valencia y alguna alusión en la Estrategia en Cáncer del Sistema Nacional de Salud de 2006. Todas estas consideraciones pierden mucho de su valor relativo cuando la perspectiva se ubica en las necesidades de un paciente concreto. Las dimensiones de la población necesaria para asumir un número mínimo de tratamientos y el coste de la instalación obliga a la cooperación entre gobiernos nacionales y a una financiación pública total o parcial. Diez kilómetros de autovía equivalen en coste a una instalación de protonterapia de potencia suficiente. La pregunta pertinente, en realidad, no es sobre si la reivindicación de los oncólogos es o no un capricho; la pregunta es sobre en qué quiero que se gasten mis impuestos.