El agotamiento de los relatos de las filosofías de la deconstrucción ha terminado por afectar a la mismísima imago mundi contemporánea. A la definición del entorno en el que transcurren vidas y azares. La realidad abandona un estado líquido que se creía permanente y se solidifica en moldes siempre provisionales pero asumidos como válidos ante la conciencia radical de la transitoriedad de la vigencia de las narrativas que embridan el transcurrir de las sociedades humanas. Las historias unidimensionales de los medios de comunicación y de la evidencia científica han cedido sus lugares de privilegio a la extracción y modelaje de cargamentos ingentes de datos, dejando a la causalidad atrás, como una autoestopista galáctica a la que se dice adiós desde el espejo retrovisor. Bienvenidos a las nuevas colonias mineras de la información.

A día de hoy, la extracción, preparación, visualización y análisis de datos es un trabajo duro, más propio de mineros que de orfebres. Los productos acabados de esta suerte de técnicas de impresión en 3D de la realidad no se pueden definir como filigranas. Aunque, como ya ha ocurrido con muchos otros territorios de la Red, el filibusterismo que vende quincalla como si fuera oro a los incautos empieza a ser un fenómeno frecuente.

Las tareas de minería poseen poco glamour. Pero tienen su recompensa: la satisfacción honrada de saber que, lo que se sabe, se sabe. Contra viento, marea, censuras y autocensuras. Esa conciencia de tener en la mano un trozo informe de realidad, arrancado con esfuerzo a las entrañas del mundo, y hacer de él un objeto quizá tosco pero coherente, es una cualidad conquistada que permite afirmar los pies con seguridad sobre casi cualquier superficie, por muy inestable que sea.

La imagen de arriba, que ilustra este post, habla de todo eso y quizá sea un ejemplo útil para entender mejor este viaje de ida y vuelta entre el cosmos (nuestra visión ordenada del mundo) y el universo (lo que hay en el mundo independientemente de la visión que tengamos del mismo). Esa figura estrellada, compuesta por nodos y aristas de varios colores, explica cómo es la estructura profunda de la conectografía del comercio mundial de vacunas. Se trata de un grafo (a efectos de este post, mudo, por ahora) que describe las transacciones comerciales y su cuantía entre las empresas fabricantes de vacunas y las diferentes regiones de la OMS.

El análisis de datos identifica varios clusters, indetectables a simple vista pero reales, que desvelan la existencia de varias redes de intereses compartidos y señala el papel central en toda la estructura de tránsito internacional de las vacunas de uso humano de determinadas empresas farmacéuticas. El grafo forma parte del proyecto The Silk Road of Vaccines.