Alfonso Pedrosa. Cabe la posibilidad de que si el Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP) termina siendo lo que parece ser, se va a acabar patentando hasta la respiración. Hace poco, Wikileaks liberaba un borrador del capítulo del TTP sobre propiedad intelectual que contiene algunas ideas inquietantes: uno de los socios más potentes de ese tratado, EEUU, propone redefinir el concepto tradicional de patente de procedimiento en el ámbito de la salud para extenderlo a casi todo: métodos, no sólo cacharros, diagnósticos, terapéuticos y quirúrgicos [artículo QQ.E.1, pág. 28 y ss. del documento]. Por ahora, Corea del Sur (¿se acuerdan de aquel paraíso de la investigación con células madre de los buenos y viejos tiempos?) está sirviendo de campo de pruebas para intentar su aplicación. Y las negociaciones multilaterales avanzan.

De momento esto es delikatessen para los muy cafeteros, como los colegas de La Manzana Mecánica y por ahí. Pero, en un mundo abierto, pasado mañana esto puede llegar a la cultura clínica cotidiana del entorno de cualquiera y dejar en suspenso el apasionante juego de los sesudos metaanálisis, el concepto de evidencia científica y demás elementos del argumentario que hoy se maneja para orientar la práctica en la prestación de servicios de salud.

Aunque, bueno, visto desde otro punto de vista, quizá todo esto no sea más que otra expresión de una burbuja científica a punto de pincharse.