Redacción Synaptica. Los organigramas basados en el poder no generan conocimiento; los basados en el hecho moral del prestigio, sí. Una organización que no respeta a sus integrantes no aprende; y un organismo que no aprende, se muere. Es la tesis número 15 de nuestra adaptación Cluetrain. Se intuye que uno de los puntos fuertes de esta nueva era de las relaciones entre la sociedad y las instituciones aporta un aumento de la transparencia. En Estados Unidos, la evaluación de los profesionales sanitarios por parte de la gente, así en general, ya no es una cuestión baladí. Hay algunos sitios que se han convertido en referencia a la hora de elegir un médico o un hospital. Healthgrades.com se autodefine como la reina de la fiesta amparándose en un análisis de tráfico web realizado por Compete, una empresa de TNS Media. Ofrece informes de calidad y puntuaciones de cada médico, hospital y hogares de ancianos. Los perfiles incluyen la formación médica de cada galeno, título, especialidad, años de la práctica, las medidas disciplinarias que se le hayan aplicado, afiliaciones con hospitales y seguros, o incluso negligencias. Esta nueva naturaleza en la selección de servicios ya empieza a estar apoyada por las instituciones. El Gobierno de Estados Unidos ha creado Hospital Compare, una herramienta para encontrar y comparar centros sanitarios. Otro de los ejemplos líderes es My health compare, recurso online gratuito con tan solo un año de vida que recoge datos suministrados por Hospital Compare y otros aportados voluntariamente por cerca de 4.400 hospitales. Aquí existe el blog Qué médico. No ofrece análisis o evaluación, es simplemente un foro en el que volcar impresiones o un repositorio de opiniones anónimas o firmadas.  Es cierto que no todas las webs miden y clasifican igual. Ya lo dijo la gente de Harvard en JAMA hace unos meses: la relación de estas métricas es variable, y distintas webs proporcionan clasificaciones sustancialmente diferentes. Quizás e ahí una de las claves del asunto. Esto no es la gala de los oscars o el ranking mundial de hospitales. Es la gente, pacientes, opinando a través de Internet. En España son aun una anécdota, pero es cuestión de tiempo. No se asusten. Tenemos derecho a elegir médico y hospital, pero ¿bajo qué criterio?