Redacción Synaptica. A los gestores de la sanidad pública andaluza se les viene llenando la boca desde hace algunos años de palabros más o menos relacionados con las
nuevas tecnologías, como usabilidad, TIC, e-health o salud 2.0. A todo el mundo en el ámbito del
SAS le suenan proyectos como Diraya o la receta electrónica. Y menos mal, porque se han invertido en ellos
millones y millones de euros. Pero el SAS no es el
paraíso geek que a veces se describe: expertos en la materia, como
Diego Freniche, son quienes están desvelando, con
post tan elocuentes como el suyo que, en ocasiones,
el rey va desnudo, aunque nadie se atreva a decirlo. Su relato de la carrera de obstáculos que supone para una usuaria-tipo trabajar con las aplicaciones informáticas del SAS merecería, realmente, una reflexión. Entre ellas, alguna relacionada con la contradicción ideológica en la que vive la propia Junta de Andalucía: software de multinacionales para el SAS y
predicación de la cruzada del software libre en la Consejería de
Innovación. Por si ello no bastase, la consejera de Salud, María Jesús Montero, ha llegado a hablar públicamente de proyectos de e-health usando la plataforma de centros
Guadalainfo, sin caer en la cuenta, al parecer, de más que probables problemas de
compatibilidad, por no hablar de otros asuntillos como la seguridad en la protección de datos que circulan por sistemas relaticamente fáciles de reventar. Al menos, es un alivio para los médicos de la sanidad pública andaluza saber que su frustración ante la pantalla no sólo se debe a su analfabetismo tecnológico.