Esto Es Lo Que Pasa Cuando Un Niño De 13 Años Abandona La Escuela. Upsocl from maribel on Vimeo.
Alfonso Pedrosa. Me acaba de pasar @soyrami la referencia de arriba, cazada en una entrada de Renato Satta en Upsocl. Me resulta imposible no compartirla aquí y ahora. Para cambiar los contextos, sólo hay que tener una clase de valentía: la de atreverse a fracasar.
Alfonso Pedrosa. Las organizaciones de pacientes entran en liza en la campaña electoral de los comicios europeos de mayo de 2014. No como marca política, pero sí como grupo de interés, articulado alrededor del Foro Europeo de Pacientes, para pedir más sensibilidad y más participación a la hora de definir los términos del acceso a los productos y servicios de salud en el territorio UE.
El Foro (EFP por sus siglas en inglés) ha montando una campaña alredor de un manifiesto en 24 idiomas, apoyada en YouTube y en otras plataformas sociales de Internet, como Twitter, con vocación, se supone, de influir en los mensajes políticos que se empiezan a manejar con vistas a las elecciones de mayo.
La campaña, interesante: es un intento de ubicar dentro de las instituciones políticas mensajes procedentes del mundo exterior. Aunque los procesos que se abran se basen más en la interlocución entre organizaciones que entre personas.
El Foro recibe dinero de la Comisión Europea y de la industria farmacéutica, según consta en su reconocimiento de apoyo financiero de 2012.
Alfonso Pedrosa. Comprar marihuana de manera legal para autoconsumo puede ser mucho más caro que adquirirla en la esquina o en el dispensario medicinal. La legalización de su uso recreativo en Colorado, entre otros territorios de EEUU, meses atrás, se está convirtendo en un interesante experimento de mercado que puede dar al traste con las esperanzas de quienes ven en la despenalización del comercio de cannabis la estrategia más inteligente en términos de salud y de seguridad ciudadana.
Según explica Bloomberg Businessweek, una onza de marihuana puede costar en la tienda a día de hoy en Colorado unos 400 dólares; en el mercado negro, entre 156 y 250; en el dispensario para uso medicinal, 200. Un hecho a tener en cuenta en el debate de la legalización que tiene lugar en otras zonas del planeta.
Buena parte de la explicación de ese diferencial de precios que empuja al personal a volver al mercado negro reside en el hecho de que el Gobierno grava con impuestos la venta del producto, como cualquier otro artículo over the counter. No podía ser menos, siendo como es el gobernador de Colorado, John Hickenlooper, lo más parecido a un socialdemócrata que puede darse en EEUU.
Una situación interesante. La rebeldía fiscal es un argumento clásico de la gran tradición liberal de esa derecha que sociológicamente ha visto en estos consumidores una suerte de hippies irredentos ubicados en el ala izquierda de la vida. Ahora, paradójicamente, ese argumento de la derecha viene a defender las posiciones, precisamente, de esos sedicentes cachorros de la izquierda tradicional, ubicados en el cliché de pacíficos fumadores de porros básicamente por quienes lo desconocen casi todo sobre la cultura del cannabis.
Fotografía: galería Flickr de Andrew-Hyde. Algunos derechos reservados.
Alfonso Pedrosa. Google es uno de los miembros de CSIP, una iniciativa de cibervigilancia privada contra la falsificación de medicamentos que pretende sacar los colores a los sitios de salud y boticas online que estén dando gato por liebre o algo peor a los consumidores en la Red. En principio, está bien que el Gran Hub benefactor que últimamente nos viene jugando alguna que otra cabronada faena, como el cierre de su lector RSS o los fiascos del Plus, se implique en esto de la salud de la gente. Por ejemplo, baneando publicidad fraudulenta en este ámbito.
Sin embargo, es posible que las cosas se hayan salido de madre: según Infojustice, Google podría estar implicado en políticas de penalización de la reputación de farmacias perfectamente legales, intentando dificultar la importación de medicamentos por particulares a través de Internet (diferencia de precios, el clásico es Canadá-EEUU) y alineándose, en buena lógica, con la defensa roqueña de los derechos de propiedad intelectual.
Creo que es comprensible y legítimo desde la lógica del mercado que las compañías farmacéuticas defiendan hasta donde puedan su discurso sobre las patentes y la estanqueidad del puzzle de los precios segmentados por países y áreas de influencia. Y que las cadenas de farmacias norteamericanas y las empresas de distribución peleen por lo suyo. Lo que no tengo tan claro es que de eso se tenga que encargar Google.
Alfonso Pedrosa. El BOE de 30 de diciembre publica la actualización al alza, en función del IPC, del copago de medicamentos de los pensionistas y de la aportación máxima para medicamentos con código ATC de aportación reducida. Se trata de una resolución firmada por el director general de Cartera Básica de Servicios del Sistema Nacional de Salud y Farmacia, Agustín Rivero.
Unos céntimos más que van a seguir pesando como ladrillos. Especialmente si se tiene en cuenta que las pensiones no van a subir con el IPC.
Eva Belmonte lo explica divinamente en El BOE nuestro de cada día.
De momento esto es delikatessen para los muy cafeteros, como los colegas de La Manzana Mecánica y por ahí. Pero, en un mundo abierto, pasado mañana esto puede llegar a la cultura clínica cotidiana del entorno de cualquiera y dejar en suspenso el apasionante juego de los sesudos metaanálisis, el concepto de evidencia científica y demás elementos del argumentario que hoy se maneja para orientar la práctica en la prestación de servicios de salud.
Aunque, bueno, visto desde otro punto de vista, quizá todo esto no sea más que otra expresión de una burbuja científica a punto de pincharse.
Si esas visiones no resultasen ser descabelladas, ahí, justo en ese proceso de feudalización, podría establecerse un punto de corte del cambio cultural, que explicaría en gran medida un fenómeno que últimamente me llama poderosamente la atención. Algo así como la transferencia del sentido de pertenencia desde lo institucional a las personas y, como consecuencia, la articulación de la gobernanza de las instituciones, públicas y privadas, en torno a algo parecido a la relación feudal: el vasallaje de un individuo libre, a cambio de un beneficio, de manos de otro individuo libre, en un contrato de obligaciones recíprocas, que supera el mismo marco institucional. Y la gestión de la diversidad descentralizada entre los diferentes entornos de poder (político, social, de mercado) a través de esa relación feudal.
Fotografía: Portal del Ciudadano de Jabugo by Rafael Carlos.
Como que participar es romper con el miedo. Miedo a los desniveles académicos, a las distancias culturales, al vacío del fracaso.
Como que participar es disfrutar del vértigo de la incertidumbre. No tener una respuesta clara o definitiva a la pregunta de adónde vamos. Porque no tenemos ni puta idea de hacia dónde nos dirigimos cuando activamos un contexto de participación. Y eso está bien.
Como que participar es escuchar, hacer bricolaje con los elementos que aprehendemos con la escucha y devolverlos, armados como un mecano, a los demás, según nuestro propio saber y entender. Porque lo importante no es el discurso, sino la conversación.
Fotografía: galería Flickr de dizid. Algunos derechos reservados.
Hace poco, @estebancicero daba cuenta de sus impresiones sobre la I Jornada de Educación Sanitaria en la Comunidad Rural celebrada en el teleclub de Villanueva de Alcorón (Guadalajara). Personas hablando con personas sobre la toma de las riendas de su propia salud y de los instrumentos que, en clave ciudadana, están para ello a su disposición. Ni más ni menos que gente compartiendo conocimiento, académico y del de la universidad de la vida. Creo que @randrom explicó esa idea alguna vez así: "Lo de siempre, pero escuchando a la gente". Formar para co-decidir. El comienzo de un camino que lleva exactamente adonde la gente quiera ir.
Recordaba Esteban en ese post la vinculación entre esta iniciativa, impulsada por @juliafarma, la boticaria local, bajo el paraguas de la Sefar, y algún evento etiquetable como precedente: el I Curso de Extensión Universitaria sobre Salud y Comunidad Rural, celebrado en 2012 en El Madroño (Sevilla), una movida que a su vez también tiene su protohistoria y su prehistoria, que empieza a desplegarse en otros contextos y que empieza a ser mirada en ámbitos diversos como una buena idea para ser aplicada en la comunidad. Un asunto, a tenor del evento de Villanueva, que, según Esteban, "lleva camino de adquirir categoría de movimiento".
Un movimiento en torno a la salud y la comunidad rural. Quizá esté ocurriendo algo de eso: las pulsiones kamikaze de un puñado de frikis, el apoyo de algunas otras personas de generosidad temeraria y la liberación de energía movilizadora a partir de una red real de personas reales tejida en una comunidad real, han hecho posible que una idea germinada en un pequeño pueblo de Sevilla, aislado y de difícil acceso, haya ido generando su propia resiliencia; haya abierto contextos de polinización y remezcla en un pueblo de Guadalajara (también aislado y de difícil acceso); y haya activado un proceso de bricolaje mestizo en Jabugo (Huelva). O realidades todavía sin nombre, que surgirán allí donde caigan las esporas de un proyecto de innovación social en salud como éste, irrenunciablemente de código abierto.
Me acordaba en ese momento de Francesco Alberoni y de su enorme libro Movimiento e Institución, la mejor cartografía sociológica que conozco para entender el viaje de la utopía a la realidad y viceversa. Habla Alberoni del concepto de estado naciente para definir ese momento en el que amanece sobre un grupo de personas una cierta toma de conciencia común sobre la necesidad de intervenir en la realidad. Un instante luminoso. Y delicado, pues en sí mismo apunta ya a su ocaso cuando su horizonte cristaliza en una institución; y a su metamorfosis, al romper de nuevo los moldes de esa mortaja institucional. Se trata, pues, de mantenerse en el gozo del estado naciente: con lucidez, pero disfrutando de la eclosión de la vida. Por eso nos lo pasamos tan de puta madre bien quienes de alguna u otra manera andamos liados en esta clase de historias.
Dice Alberoni que en la nuez originaria de todo movimiento hay tres clases de personas: gente corriente, expertos en lucha e intelectuales. Pero me parece que esa taxonomía se queda corta. Y no hace justicia a quienes aún no tienen sus propias palabras para nombrar el mundo. Yo la ampliaría mucho más. Al menos, eso es lo que me va enseñando la experiencia (y eso es el estado naciente: una experiencia, no un constructo académico ni un alambique burocrático). La ampliaría a cualquiera que posea dos cualidades: buena voluntad y sentido común. Que son las cualidades que definen una parte nuclear de la identidad de esa nueva ciudadanía emergente, que empieza a despertar de su letargo y recuerda, en la neblina de los sueños, en qué consiste el bien común.
A propósito: eso de los requisitos para participar lo explica @fjavierguerrero mucho mejor que yo en sus diez preguntas y respuestas para usuarios de las Jornadas Universitarias de Jabugo sobre Salud y Comunidad Rural.
Alfonso Pedrosa. Quienes se ven abocados a re-construir su vida con lo que tienen a mano entienden perfectamente el concepto de bricolaje. Bricolaje material, sí, pero, también, mental, cultural, profesional. Quienes han aprendido a sonreír después del hundimiento de Roma saben que el bricolaje no es un hobby: es una manera de vivir. Quienes entiendan esto aprenderán a hacer surfing sobre el cambio cultural.
Con todos ustedes, Ernesto Oroza y los makers de Cuba.