Alfonso Pedrosa. Acaba de finalizar como quien dice la asamblea de la Junta Ejecutiva de la OMS. Ha habido intensos debates, mucho trabajo y abundante producción documental. Pero ese esfuerzo no ha sido capaz de despejar algunas dudas sobre la santidad de la agencia sanitaria de la ONU, especialmente insistentes desde la última crisis de la gripe pandémica. ¿Quién manda en la OMS, los gobiernos u otros agentes financiadores que apoyan sus programas en términos operativos y que son a la vez empresas con intereses concretos de mercado? Ésa es la cuestión que, ni mucho menos, se da todavía por cerrada. Nos queda mucho por aprender a todos sobre responsabilidad corporativa, transparencia y legitimidad social.