Hay dos agentes clave en la comunidad del medicamento (industria y farmacias) especialmente interesados en poner coto al mercado de la falsificación en Internet. Y ahora han puesto la proa al proceloso mundo de las boticas online, en alianza con algunas de las mayores empresas de comercio en la Red. Ha ocurrido en EEUU y es posible que la idea se extienda en buena lógica a otros contextos.

La idea básica es la combinación de un sistema de registro voluntario con la investigación y denuncia de las malas prácticas. La iniciativa, The Center for Safe Internet Pharmacies (la estética de sus logos y el acrónimo, CSIP, tienen una innegable deuda con la cultura policial y algunas series de televisión), fue lanzada a finales del pasado mes de julio y gracias a ella se puede chequear con un click si alguien está intentando dar gato por liebre.

Por ahora, desde la herramienta LegitScript ya se han monitorizado en el contexto de esta iniciativa más de 225.000 sitios web de salud e identificado más de 45.000 farmacias con presencia en Internet. De ellas, solo una minoría ha pasado la criba: apenas 250. Casi 1.400 digamos que inspiran confianza pero sin que se tenga seguridad total sobre sus prácticas online y la inmensa mayoría está aún por legitimar.

Parece que los chicos malos tienen un problema: ha llegado el CSIP.