Alfonso Pedrosa. La sociedad civil brasileña pone ahora en evidencia la contradicción entre los objetivos de crecimiento del país y de acceso a los medicamentos: Bristol Myers Squibb (BMS) ha firmado un acuerdo internacional para la fabricación local de atazanavir que mejora las condiciones económicas vigentes en el convenio rubricado en 2011 con un laboratorio público de Brasil en el contexto de atracción de socios tecnológicos para potenciar el desarrollo del país. ABIA, la principal ONG de la comunidad VIH brasileña, pide que se apliquen las nuevas condiciones en las que se mueve BMS, que supondrían abaratar en cuatro veces los costes actuales del medicamento.

En 2011, el laboratorio público brasileño Farmanguinhos y la compañía Bristol Myers Squibb firmaron un acuerdo de licencia de uso local de la patente del antirretroviral atazanavir. Según ese acuerdo, se autorizaba la producción local del medicamento y el precio unitario quedaba congelado en 1,67 dólares. Además, quedaba prohibida la producción combinada del atazanavir con ritonavir, una pauta de tratamiento habitual en el manejo clínico de la enfermedad.

Sin embargo, en diciembre de 2013, el laboratorio firmó un acuerdo con la plataforma internacional de patentes de medicamentos MPP, creada para facilitar el uso de licencias en países en desarrollo a través de Unitaid, un mecanismo de financiación internacional auspiciado por la OMS que se financia en parte, precisamente, con fondos del Gobierno brasileño.

Los términos de ese acuerdo de BMS con el MPP, según el análisis comparativo que ha realizado la Asociación Brasileña Interdisciplinar de Sida (ABIA), mejorarían sustancialmente las condiciones de acceso al medicamento por parte de los pacientes: el precio unitario del atazanavir pasaría de 1,67 a 0,48 dólares. Además, no habría veto a la producción combinada de azetonavir con ritonavir.

La ABIA ve en el nuevo acuerdo de BMS con la plataforma internacional de acceso a las patentes de medicamentos una oportunidad para que el Gobierno de Brasil dé por finalizado el acuerdo de 2011 y reoriente la política de alianzas tecnológicas de su Ministerio de Salud, basada en crear condiciones económicas atractivas para la inversión, hacia objetivos más claros de salud pública.